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El amado

14 Paloma mía, que te escondes
    en las grietas de las rocas,
    en las hendiduras de las montañas,
muéstrame tu rostro,
    déjame oír tu voz;
pues tu voz es placentera
    y hermoso tu semblante.

El amado y la amada

15 Atrapad a las zorras,
    a esas zorras pequeñas
que arruinan nuestros viñedos,
    nuestros viñedos en flor.

La amada

16 Mi amado es mío, y yo soy suya;
    él apacienta su rebaño entre azucenas.

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