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David, que estaba en el desierto, supo que Nabal estaba trasquilando sus ovejas, así que envió a diez de sus criados a visitar a Nabal. Les dijo:

«Vayan a Carmel y saluden de mi parte a Nabal. Díganle: “Que la paz sea contigo y con tu familia. Que la paz sea con todas tus posesiones.

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