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Los 144.000 sellados

Entonces vi a cuatro ángeles que, parados en las cuatro esquinas de la tierra, detenían los cuatro vientos para que estos no se desataran sobre la tierra, el mar y los árboles.

Luego vi a otro ángel que venía del este con el sello del Dios viviente. Y gritó a los cuatro ángeles que habían recibido autorización para dañar la tierra y el mar:

«¡No vayan a dañar la tierra, ni el mar, ni los árboles, porque todavía no hemos marcado en la frente a los siervos de nuestro Dios».

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