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22 La noche antes de que llegara el fugitivo, la mano del Señor vino sobre mí y me dejó mudo. A la mañana siguiente, cuando vino el hombre, el Señor me devolvió el habla.

23 Luego el Señor me habló diciendo: 24 «Hijo de hombre, la gente que vive en esas ruinas en la tierra de Israel anda diciendo: “Si Abraham, que era uno solo, llegó a poseer todo el país, con mayor razón nosotros, que somos muchos, habremos de recibir la tierra en posesión”.

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