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Al escuchar tu voz huye el enemigo; cuando tú te alzas, se desbandan las naciones. Como las langostas despojan las eras y las viñas, despojará Jerusalén al derrotado ejército de Asiria.

Excelso es el Señor, quien tiene su morada en el cielo. Él convertirá a Jerusalén en hogar de justicia, bondad y rectitud.

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