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Los pueblos huyen al estruendo de tu voz.
    Las naciones se dispersan cuando te levantas.
Tu botín se amontona como cuando se amontonan los saltamontes;
    como langostas se abalanzan sobre él.
¡Gloria al SEÑOR que vive en las alturas!
    Él llena a Sion de justicia y bondad.

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