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Por tanto, ve a la casa del Señor en el día de ayuno, y lee en voz alta ante el pueblo de Jerusalén las palabras del Señor que te he dictado y que escribiste en el rollo. Léeselas también a toda la gente de Judá que haya venido de sus ciudades. ¡A lo mejor su oración llega a la presencia del Señor y cada uno se convierte de su mal camino! ¡Ciertamente son terribles la ira y el furor con que el Señor ha amenazado a este pueblo!»

Baruc hijo de Nerías hizo tal y como le había ordenado el profeta Jeremías: Leyó en la casa del Señor las palabras contenidas en el rollo.

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