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Su mies comerán los hambrientos,

Y sacaránla de entre las espinas,

Y los sedientos beberán su hacienda.

Porque la iniquidad no sale del polvo,

Ni la molestia brota de la tierra.

Empero como las centellas se levantan para volar por el aire,

Así el hombre nace para la aflicción.

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