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10 para que los malvados no se queden con tu salario ni con los bienes que posees. 11 Si lo haces así, acabarás quejándote de angustia porque todo tu cuerpo se irá consumiendo. 12 Y dirás: «¡Cómo pude despreciar la corrección! ¡Cómo pudo mi corazón rechazar los consejos!

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