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“En aquel día sucederá que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profeticen. Nunca más se vestirán con manto de pelo para engañar. Y dirá uno de ellos: ‘Yo no soy profeta; soy labrador de la tierra, pues la tierra es mi ocupación desde mi juventud’. Le preguntarán: ‘¿Qué heridas son estas en tus manos?’. Y él responderá: ‘Con ellas fui herido en la casa de mis amigos’.

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