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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 37-39

Destino de buenos y malos

Canción de David.

No permitas que los perversos te inquieten,
    ni sientas envidia de los que hacen maldades.
Porque pronto se marchitarán como la hierba;
    se secarán como planta verde.

Confía en el SEÑOR y haz el bien;
    vive de la tierra que Dios te dio
    y haz tu trabajo con seguridad.[a]
El SEÑOR te da gozo, disfrútalo,
    y él te dará lo que más deseas.
Entrega al SEÑOR tu vida;
    confía en él y Dios actuará.

Como el sol se ve en pleno día,
    así todos verán que haces bien
    y que tu causa es justa.
Sé paciente y espera las obras del SEÑOR.
    No te enfurezcas cuando veas que los perversos se salen con la suya.
No te exaltes, no te molestes;
    no dejes que tu ira te lleve a ti también a hacer cosas malas.
Porque los perversos serán destruidos,
    y los que esperan al SEÑOR obtendrán la tierra prometida.
10 En poco tiempo los perversos habrán desaparecido;
    por más que intentes encontrarlos no los hallarás.
11 En cambio, los humildes recibirán la tierra
    y los pobres disfrutarán de abundante prosperidad.

12 Los perversos siempre están planeando causar daño,
    crujen los dientes para mostrarle su odio a la gente buena.
13 Pero mi SEÑOR se burla de ellos
    porque sabe que pronto recibirán su castigo.
14 Los perversos empuñarán sus armas para herir a la gente buena.
    Apuntan sus flechas para asesinar a los honestos.
15 Pero quebrarán su arco;
    su espada atravesará su propio corazón.

16 Es mejor tener un puñado de gente buena,
    que multitud de perversos.
17 Porque los brazos de los perversos serán quebrados.
    En cambio, el SEÑOR apoya a los que actúan con justicia.
18 El SEÑOR sabe quiénes son los buenos
    y los recompensará por siempre.
19 Ellos nunca sufrirán cuando lleguen los malos momentos,
    y siempre tendrán comida en tiempos de escasez.
20 En cambio, los perversos serán destruidos.
    Los enemigos del SEÑOR serán como las flores del campo
    que desaparecen entre nubes de humo.
21 Los perversos piden dinero prestado
    y nunca pagan sus deudas.
En cambio, los justos son solidarios
    y generosos con los demás.
22 Los bendecidos por el SEÑOR recibirán la tierra como herencia;
    pero los que él maldice serán destruidos.

23 Cuando al SEÑOR le agrada nuestra vida,
    nos guía para que no caigamos.
24 Si tropezamos en el camino, no caeremos
    porque el SEÑOR estará allí para sostenernos e impulsarnos.

25 He vivido muchos años
    y nunca he visto al justo desamparado,
    ni a sus hijos sin tener qué comer.
26 Los justos están siempre dispuestos a dar sin esperar nada a cambio,
    y sus hijos son una bendición.

27 Así que eviten el mal y hagan el bien,
    y siempre tendrán dónde vivir.
28 Eso es cierto porque el SEÑOR ama la justicia
    y nunca abandona a su gente fiel;
ellos siempre estarán protegidos.
    En cambio, los hijos de los perversos serán expulsados de sus tierras.
29 Los justos poseerán la tierra
    y habitarán en ella para siempre.

30 La gente buena habla sabiamente
    y sus decisiones son siempre justas.
31 Siempre llevan las enseñanzas de Dios en su corazón
    y nunca se apartan de ellas.
32 En cambio, los perversos siempre están pendientes
    de matar al que es bueno.
33 Pero el SEÑOR no lo abandonará en manos del malo.
    Dios no dejará que lo condenen.

34 Esperen la ayuda del SEÑOR
    y sigan su camino.
Él siempre los protegerá y les dará la tierra
    cuando los perversos sean desterrados.

35 Una vez conocí a un hombre poderoso.
    Era muy cruel y parecía que todo le iba muy bien,
    como el laurel que siempre está verde.[b]
36 Tiempo después pasé por donde lo había visto y ya no estaba.
    Lo busqué pero había desaparecido.

37 Sigan el ejemplo de la gente buena y honesta
    porque su futuro está lleno de paz.
38 En cambio, los criminales serán destruidos.
    Serán expulsados de sus tierras[c] junto con sus familias.

39 El SEÑOR salva a los justos,
    les da fuerza en los momentos difíciles.
40 El SEÑOR los ayuda y los salva del peligro.
    Él los protege de los perversos
    porque han buscado refugio en él.

No me castigues, Señor

Canción de David para el día de la conmemoración.

SEÑOR, no me reprendas con enojo.
    No me corrijas cuando estés muy molesto.
Me lanzas tus flechas
    y con tu mano me aplastas.
Debido a tu enojo obrando en mi cuerpo,
    no me siento bien.
Por causa de mi pecado,
    mis huesos ya no están sanos.
Mi culpa pesa sobre mi cabeza como una enorme carga.
    Me estoy hundiendo.

A causa de estupidez, mis heridas van de mal en peor.
    Se pudren y dan mal olor.
Me la paso retorciéndome de dolor
    y vivo lamentándome.
Siento por dentro la fiebre ocasionada por una pena terrible;
    estoy completamente descompuesto.
Estoy tan adolorido que ya no doy más
    y mi corazón abatido me hace gritar.

SEÑOR, tú sabes lo que deseo.
    Has escuchado mis lamentos.
10 Mi corazón late exageradamente.
    Se me ha acabado la fuerza
    y mis ojos han perdido su brillo.[d]
11 Mis amigos y quienes me querían no se acercan a mí por causa de mi enfermedad.
    Hasta mis familiares se han alejado de mí.
12 Mis enemigos me tienden trampas
    y amenazan con destruirme.
    Dicen mentiras de mí todo el tiempo.

13 Pero yo me hago el sordo y los ignoro.
    Me hago el mudo y no digo nada.
14 Soy como el que no oye;
    no puedo quejarme ni defenderme.
15 SEÑOR, yo espero en ti;
    tú, Señor y Dios mío, serás quien responda.
16 No permitas que mis enemigos se alegren con mi caída;
    no permitas que canten victoria.

17 Estoy a punto de rendirme;
    el dolor no me abandona.
18 Confieso mis culpas,
    me duele mi pecado.
19 Mis enemigos son fuertes;
    son muchos los que me odian sin causa.
20 Y esos que devuelven mal a cambio del bien siguen atacándome
    porque me esfuerzo en hacer el bien.

21 SEÑOR, no me abandones.
    Dios mío, no te quedes lejos de mí.
22 Apresúrate a ayudarme.
    ¡Señor mío, sálvame!

La vida pasa

Al director. A Jedutún[e]. Canción de David.

Yo dije: «Seré cuidadoso con lo que haga,
    cuidaré mis palabras;
mantendré mi boca cerrada
    cuando esté rodeado de perversos».
Así que no dije nada.
    Ni siquiera dije cosas buenas.
    Pero me sentía aun peor.
Estaba furioso,
    y entre más lo pensaba, más molesto estaba.
    Así que decidí hablar:

«SEÑOR, dime qué pasará ahora.
    Dime cuánto tiempo me queda de vida.
    Quiero saber qué tan corta será mi vida.
Tú hiciste que mis días fueran sólo un suspiro.
    Mi corta vida no es nada ante ti;
    la vida de los seres humanos es como una nube. Selah

»La vida de los seres humanos es un simple reflejo en un espejo;
    desaparece rápidamente.
Nos afanamos por acumular cosas
    sin saber quién se quedará con ellas.

»Así que, Señor, ¿qué esperanza me queda?
    ¡Tú y sólo tú eres mi esperanza!
Tú me salvas de las rebeliones que he cometido.
    No permitas que se burlen de mí como de un tonto.
No pronunciaré ni una sola palabra; no diré nada.
    Tú harás lo que deba hacerse.
10 Deja de castigarme;
    me destruirás si no te detienes.
11 Tú castigas a la gente por su maldad,
    consumiendo como polilla sus tesoros
    para enseñarle la forma en que debe vivir.
Las cosas que la gente busca y atesora desaparecen fácilmente.
    Nuestra vida es como una nube de humo. Selah

12 »SEÑOR, escucha mi oración.
    Escucha mis lamentos.
    No ignores mis lágrimas.
Soy sólo un viajero
    que pasa por esta vida contigo.
Como todos mis antepasados,
    soy sólo un habitante temporal de este mundo.
13 Déjame solo[f] y déjame ser feliz
    antes de morir».

Hechos 26

Pablo ante el rey Agripa

26 Agripa le dijo a Pablo:

—Ahora puedes hablar para defenderte.

Entonces Pablo tomó la palabra y empezó así su defensa:

—Rey Agripa, me siento afortunado de poder presentar hoy mi defensa ante usted contra todas las acusaciones que los judíos han hecho. Me complace poder hablar ante usted porque conoce las costumbres y discusiones de los judíos. Por favor, escúcheme con paciencia.

»Todos los judíos saben cómo he vivido en mi país y en Jerusalén desde que era joven. Me conocen desde hace mucho tiempo y pueden testificar, si quieren, que yo era un buen fariseo. Los fariseos son el grupo más estricto de nuestra religión. Ahora estoy en un juicio porque espero la promesa que Dios les hizo a nuestros antepasados. Es la promesa que hoy todo nuestro pueblo, descendiente de las doce tribus, espera recibir adorando a Dios de día y de noche. Y por esa esperanza, oh rey, me acusan los judíos. ¿Por qué creen ustedes que es imposible para Dios resucitar a los muertos?

»Yo también creía que tenía que hacer todo lo que pudiera en contra del nombre de Jesús de Nazaret. 10 Eso fue lo que hice en Jerusalén, en donde con autorización de los jefes de los sacerdotes mandé meter en la cárcel a muchos creyentes. Cuando los mataban, yo estaba de acuerdo 11 y en todas las sinagogas yo hacía todo lo posible para obligarlos a renegar de su fe. Mi furia contra ellos era tal que llegué hasta el extremo de viajar a otras ciudades para encontrarlos y hacerles daño.

12 »En una ocasión, los jefes de los sacerdotes me dieron autorización para ir a Damasco. 13 Al medio día, mientras iba por el camino, vi, oh rey, una luz que nos iluminaba a mí y a los que venían conmigo. La luz venía del cielo y era más brillante que el sol. 14 Todos nosotros caímos al suelo y oí una voz que decía en arameo: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Lo único que logras al tratar de luchar contra mí es hacerte daño”. 15 Yo dije: “¿Quién eres, Señor?” El Señor dijo: “Soy Jesús, a quien tú persigues. 16 Levántate, hoy me he aparecido ante ti porque te he elegido para que seas mi siervo y para que seas testigo de lo que has visto y de lo que te voy a mostrar. 17 Te rescataré de tus compatriotas y de los extranjeros, a los cuales te envío ahora. 18 Tu misión será abrirles los ojos para que salgan de la oscuridad y entren a la luz; para que pasen del poder de Satanás al poder de Dios. Así conseguirán el perdón de sus pecados y un lugar junto a todos aquellos que se han purificado por la fe que tienen en mí”.

19 »Así que, Rey Agripa, después de tener esta visión del cielo, no la rechacé. 20 Al contrario, empecé a decirle primero a la gente de Damasco, luego a la de Jerusalén y a la de todas partes en la región de Judea, y también a los que no son judíos, que deberían cambiar su vida, volverse a Dios y demostrar con sus obras que en realidad habían cambiado. 21 Por esta razón los judíos me agarraron y trataron de matarme en el área del templo. 22 Hasta el día de hoy Dios me ha ayudado. Así que aquí me encuentro dando testimonio tanto a los poderosos como a los humildes. Lo que afirmo no es nada diferente de lo que Moisés y los profetas dijeron que iba a suceder 23 con el Mesías. Ellos dijeron que él tenía que morir, pero que sería el primero en resucitar y que traería luz a los judíos y a los que no son judíos.

Pablo trata de convencer a Agripa

24 Mientras Pablo decía esto en su defensa, Festo dijo con voz fuerte:

—¡Estás loco, Pablo! Te volviste loco de tanto estudiar.

25 Pablo le respondió:

—No estoy loco, excelentísimo Festo. Lo que estoy diciendo es verdad y es razonable. 26 El rey sabe de esto y por eso me atrevo a hablar con toda libertad. Sé que nada de esto ha pasado desapercibido para él porque todo esto sucedió a la vista de todo el mundo. 27 Rey Agripa, ¿cree usted en lo que escribieron los profetas? ¡Yo sé que sí!

28 El rey Agripa le dijo a Pablo:

—¿Crees que tan fácilmente puedes convencerme de ser cristiano?

29 Pablo le dijo:

—No importa si es fácil o no, pero yo le pido a Dios que no sólo usted, sino todos los que me están escuchando puedan ser como yo, pero sin estas cadenas.

30 El rey Agripa, el gobernador Festo, Berenice y todos los que estaban allí sentados se levantaron. 31 Al salir del cuarto decían entre ellos:

—Este hombre no ha hecho nada por lo que deba morir o ser encarcelado.

32 Y Agripa le dijo a Festo:

—Este hombre hubiera podido quedar en libertad si no hubiera apelado al emperador.

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