Old/New Testament
El Señor libra a Jerusalén
(2 R 19:1-37; 2 Cr 32:20-23)
37 Cuando el rey Ezequías escuchó esto, rasgó su ropa, y se vistió de luto y se fue al templo del SEÑOR. 2 Envió a Eliaquín, el encargado de la administración del palacio; a Sebna, el escriba; a los sacerdotes más ancianos, todos vestidos de luto, a ver al profeta Isaías hijo de Amoz. 3 Ellos le dijeron al profeta:
—Esto es lo que ha dicho Ezequías: “Este es día de tristeza, castigo y desgracia, como cuando las mujeres están a punto de dar a luz, pero no tienen suficiente fuerza para hacerlo. 4 Que el SEÑOR tu Dios haya oído las palabras del comandante en jefe que envió el rey de Asiria con que insultó al Dios vivo, y que lo castigue por haber dicho esas palabras que el SEÑOR escuchó. Así que eleva una oración por el pueblo que ha sobrevivido”.
5 Cuando los funcionarios del rey Ezequías fueron a ver a Isaías, 6 este les dijo:
—Esto es lo que van a decirle a su señor: El SEÑOR dice: “No tengas miedo de las palabras que has oído, los insultos que dijeron contra mí los siervos del rey de Asiria. 7 Mira, yo mismo voy a colocar un espíritu en él. Oirá un informe y se volverá a su país. Allí mismo, en su propio país, haré que lo hieran a espada y muera”.
8 El comandante en jefe se retiró y supo que el rey de Asiria se había ido de Laquis y estaba luchando contra Libná. 9 Entonces el rey de Asiria recibió la noticia de que el rey Tiracá[a], de Etiopía, había salido para luchar contra él. Una vez sabido esto, el rey de Asiria envió mensajeros a Ezequías con este mensaje:
10 «Esto es lo que le dirán al rey Ezequías de Judá: “No dejes que el Dios en quien confías te engañe diciendo: Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria. 11 Mira, tú conoces lo que los reyes de Asiria les han hecho a otros países, destruyéndolos por completo. ¿Y tú crees que te vas a salvar? 12 ¿Pudieron salvarlas los dioses de las naciones a las que mis antepasados destruyeron? Naciones como Gozán, Jarán, Résef y el pueblo de Edén[b] que vivía en Telasar. 13 ¿Dónde están los reyes de Jamat, Arfad, el de la ciudad de Sefarvayin, de Hená y de Ivá?”»
Oración de Ezequías
14 Ezequías recibió las cartas de mano de los mensajeros y las leyó. Luego subió al templo del SEÑOR y extendió las cartas delante del SEÑOR. 15 Después Ezequías oró al SEÑOR así: 16 «SEÑOR Todopoderoso, Dios de Israel, el que está sentado en su trono entre querubines, tú eres el único Dios de todas las naciones de la tierra. Tú creaste los cielos y la tierra. 17 SEÑOR, presta atención, escucha. SEÑOR, abre tus ojos y mira. Oye las palabras que Senaquerib envió para insultar al Dios vivo. 18 Es muy cierto, SEÑOR, que los reyes de Asiria han destruido todas las naciones y sus territorios, 19 han tirado sus dioses al fuego, aunque en realidad no eran dioses, sino producto de los seres humanos; eran de madera y piedra, y por eso fueron destruidos. 20 Ahora Dios, SEÑOR nuestro, sálvanos de caer en manos de ese rey, para que todos los reinos de la tierra sepan que tú, SEÑOR, eres el único Dios».
21 Entonces Isaías hijo de Amoz le envió este mensaje a Ezequías: «El SEÑOR, Dios de Israel, dice: “Te he escuchado[c] acerca de lo que me pediste en cuanto a Senaquerib rey de Asiria. 22 Este es el mensaje del SEÑOR en cuanto a Senaquerib:
»”La virgen hija de Sion
te desprecia, se burla de ti.
A tus espaldas la hija virgen de Jerusalén
mueve la cabeza burlándose de ti.
23 ¿A quién insultaste y de quién te reíste?
¿Contra quién hablaste?
¡Hablaste en contra del Santo de Israel!
Actuaste como si fueras mejor que él.
24 Mandaste a tus siervos para insultar al Señor.
Dijiste: ‘Vine con muchos carros de combate a los montes altos.
Vine desde las profundidades del Líbano
y las cumbres altas de las montañas del Líbano.
Corté los cedros más altos
y los mejores cipreses del Líbano.
Llegué hasta sus cumbres más remotas
y sus bosques más densos.
25 Cavé pozos
y bebí agua en territorios extranjeros.[d]
Con las plantas de mis pies
sequé todos los ríos de Egipto’.
26 »”Pero, ¿nunca te enteraste?
Yo tengo planeado esto desde hace tiempo.
Lo que está pasando ahora,
yo lo preparé desde la antigüedad:
Que tú destruyeras ciudades fortificadas
y las convirtieras en un montón de ruinas.
27 Sus habitantes, que ya están sin fuerza y sin esperanzas,
están avergonzados.
Aunque hoy parecen estar vivos,
el viento del oriente los secará[e]
como plantas del campo, como plantitas
y pasto que crece en el tejado.
28 Sé cuando te levantas y cuando te sientas;
cuando sales y cuando entras.
Sé cuánto te has enfurecido contra mí.
29 Debido a lo furioso que estás contra mí
y a que he escuchado tus palabras arrogantes,
voy a ponerte una argolla en la nariz,
un freno en la boca,
y haré que regreses por el mismo camino
por donde viniste.
30 »”Esta será la señal que probará que este mensaje es verdadero:
»”Este año comerán lo que crece por sí solo en el campo,
el segundo año lo que crezca de ahí,
y el tercer año sembrarán y cosecharán,
plantarán viñedos y comerán de su fruto.
31 Los sobrevivientes de la tribu de Judá
echarán raíces abajo y darán fruto arriba.
32 Porque un resto de mi gente quedará vivo
y saldrá de Jerusalén;
y los sobrevivientes saldrán del monte Sion.
El celo del SEÑOR Todopoderoso hará que así suceda.
33 »”Esto dice el SEÑOR Todopoderoso acerca del rey de Asiria:
»”Él no entrará a esta ciudad
y no disparará aquí una sola flecha.
No usará un solo escudo,
ni construirá rampas contra ella.
34 Volverá por el mismo camino por el que vino;
no ocupará la ciudad.
El SEÑOR lo ha decidido así.
35 Yo protegeré esta ciudad y la salvaré.
Lo haré por mí mismo y por mi siervo David”».
36 Entonces el ángel del SEÑOR fue al campamento asirio y mató a 185 000 soldados. Cuando la gente se levantó al otro día, estaban allí todos los cuerpos de los muertos. 37 Entonces el rey Senaquerib de Asiria se retiró, volvió a casa y permaneció en Nínive. 38 Un día, mientras estaba adorando en el templo de su dios Nisroc, fue asesinado a espada por sus hijos Adramélec y Sarézer. Ellos escaparon al país de Ararat[f]. Su hijo Esarjadón lo sucedió en el trono.
Ezequías se enferma
(2 R 20:1-11; 2 Cr 32:24-26)
38 En esos días Ezequías se enfermó y estuvo al borde de la muerte. El profeta Isaías hijo de Amoz fue a ver a Ezequías y le dijo:
—El SEÑOR dice: “Pon tus asuntos en orden, porque vas a morir; no vas a sanar”.
2 Ezequías se dio vuelta con la cara hacia la pared y oró así al SEÑOR: 3 «SEÑOR, recuerda que yo siempre te he servido de todo corazón y he hecho lo que te agradaba». Y Ezequías lloró amargamente. 4 Isaías recibió este mensaje del SEÑOR: 5 «Ve y dile a Ezequías: “Esto dice el SEÑOR, el Dios de tu antepasado David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas. He añadido 15 años a tu vida. 6 Te salvaré a ti y a esta ciudad del poder del rey de Asiria y defenderé esta ciudad. 7 Esta será la señal del SEÑOR que el SEÑOR hará para ti, para que te des cuenta de que él hará lo que te dice: 8 Fíjate, voy a hacer que la sombra del sol en el reloj de sol de Acaz retroceda diez escalones[g]”». Y el sol retrocedió diez escalones que ya había recorrido. 9 Este es el salmo que el rey Ezequías compuso cuando sanó de su enfermedad:
10 «Yo pensé: “Debo irme en la mejor edad,
estoy destinado a pasar el resto de mis años en el lugar de los muertos”.
11 Me dije: “No voy a ver al SEÑOR
en el mundo de los vivos,
no voy a volver a ver a ninguno
de los que viven en este mundo.
12 Me quitan la vida,
levantan mi habitación como carpa de pastor.
Como hace un tejedor, enrollé mi vida,
pero él me corta del hilo del tejido.
Acabaste conmigo de la noche a la mañana”.
13 »Yo pedí ayuda toda la noche.
Él quebrantó todos mis huesos como hace un león.
Acabaste conmigo de la noche a la mañana.
14 Gorjeo como golondrina, como grulla.
Gimo como una paloma.
Mis ojos se cansan de mirar hacia arriba.
Dios mío, estoy muy mal, ayúdame.
15 ¿Qué puedo decirle si él me lo dijo,
él es quien me ha hecho esto?
Caminaré despacio todos los días de mi vida
por la amargura de mi corazón.
16 »Señor, por todo esto es que la gente vive
y en todo esto mi espíritu se siente revivir.
¡Dame salud y hazme vivir!
17 Mira, tuve tal angustia,
pero fue por mi bien.
Tú salvaste mi vida del sepulcro,
porque perdonaste todos mis pecados.
18 En el lugar de los muertos no se te puede agradecer;
los muertos no te pueden alabar.
Los que van al sepulcro
no pueden confiar en tu fidelidad.
19 Son los que están vivos, los que tienen vida,
quienes pueden darte gracias,
como yo lo hago hoy.
Los padres enseñan a sus hijos
acerca de tu fidelidad.
20 El SEÑOR me salva,
así que todos los días de nuestra vida
tocaremos instrumentos de cuerda
en el templo del SEÑOR».
21 Ahora bien, Isaías había dicho:
—Hagan una crema de higos, aplíquensela en la llaga y él se recuperará.
22 Ezequías también había dicho:
—¿Qué señal tendré de que podré subir al templo del SEÑOR?[h]
La nueva vida
3 Puesto que ustedes fueron resucitados con Cristo de la muerte, busquen las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. 2 Concéntrense en las cosas celestiales y no en las terrenales, 3 pues ustedes han muerto a su vieja manera de vivir, y ahora la nueva vida que disfrutan con Cristo, está guardada en Dios. 4 Por eso, cuando vuelva Cristo, que es su vida, ustedes compartirán su gloria.
5 Así que saquen todo el mal de su vida: pecados sexuales, inmoralidades, malos pensamientos, malos deseos y codicia, que es una forma de adorar ídolos. 6 Todo esto hace que Dios se enoje con los que son desobedientes.[a] 7 Eso era lo que hacían ustedes antes, cuando llevaban una vida mala. 8 Pero ahora, quiten de su vida todo esto: el enojo, la ira, la maldad, los insultos y las malas palabras. 9 No se mientan unos a otros porque ya se despojaron del antiguo ser humano que eran y del mal que hacían. 10 Ustedes se han revestido de una nueva forma de ser. Dios los está haciendo nuevos a imagen de aquel que los creó hasta que lleguen al pleno conocimiento de él. 11 En esta nueva vida ya no importa si usted es judío o no[b], circuncidado o no, culto o ignorante,[c] esclavo o libre. Cristo está en usted y él es lo único que importa.
12 A ustedes Dios los amó y los eligió para que sean su pueblo santo. Por eso, vivan siempre con compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. 13 No se enojen unos con otros, más bien, perdónense unos a otros. Cuando alguien haga algo malo, perdónenlo, así como también el Señor los perdonó a ustedes. 14 Pero lo más importante de todo es que se amen unos a otros porque el amor es lo que los mantiene perfectamente unidos. 15 Permitan que la paz de Cristo controle siempre su manera de pensar, pues Cristo los ha llamado a formar un solo cuerpo[d] para que haya paz; y den gracias a Dios siempre.
16 Permitan que el mensaje de Cristo viva plenamente entre ustedes. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que Dios les da. Canten salmos y canciones espirituales con el corazón lleno de agradecimiento a Dios. 17 Siempre dediquen al Señor Jesús todo lo que digan y lo que hagan, dando gracias a Dios Padre a través de Jesús.
Vida nueva en el hogar y en el trabajo
18 Esposas, estén dispuestas a servir a su esposo, que es lo que deben hacer como seguidoras del Señor. 19 Esposos, amen a su esposa y no la traten mal.
20 Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque eso es lo que agrada al Señor. 21 Padres, no sean tan exigentes con sus hijos, para que ellos no se desanimen.
22 Siervos, obedezcan siempre en todo a sus amos terrenales, incluso cuando no los estén mirando. Porque más que agradar a la gente, lo que les debe importar es trabajar honestamente por respeto al Señor. 23 Cuando hagan cualquier trabajo, háganlo de todo corazón, como si estuvieran trabajando para el Señor y no para los seres humanos. 24 Recuerden que ustedes van a recibir la recompensa del Señor que Dios le prometió a su pueblo, pues ustedes sirven a Cristo el Señor. 25 Recuerden que todo el que haga lo malo será castigado y que el Señor trata a todos por igual.
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