Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Miqueas 4-5

La ley vendrá de Jerusalén

(Is 2:2-4)

En los últimos días, el monte del templo del SEÑOR
    se convertirá en el monte más alto de todos.
Se levantará sobre todos los montes
    y habrá un río de gente de todos los pueblos que vendrá a él.
Muchas naciones vendrán aquí y ellos dirán:
«Vamos al monte del SEÑOR,
    vayamos al templo del Dios de Jacob,
para que él nos dé sus enseñanzas
    y nosotros lo seguiremos».
Porque de Sion saldrá la enseñanza;
    y de Jerusalén, el mensaje del SEÑOR.
Él será árbitro entre muchos[a] pueblos
    y mediador entre a naciones fuertes y lejanas.
Convertirán sus espadas en arados,
    y sus lanzas en hoces.
Ninguna nación levantará espada contra otra,
    y ya nadie se preparará para la guerra.
Cada cual se sentará bajo su vid y su higuera,
    y no habrá quien los atemorice.
    Porque así lo ha dicho el SEÑOR Todopoderoso.

Aunque todas las naciones obedezcan a sus propios dioses,
    nosotros nunca dejaremos de obedecer al SEÑOR, nuestro Dios.[b]

El Señor restaurará a su pueblo

El SEÑOR dice: «Ese día reuniré a mis ovejas;
    a la lastimada, a la descarriada
    y a la que maltraté.
Con la lastimada formaré un resto;
    con la descarriada, una nación poderosa.
El SEÑOR reinará sobre ellos en el monte Sion
    desde ese día y para siempre.

»Y tú, torre del rebaño[c],
    a ti te llegará tu momento.
Fortaleza de los habitantes de Sion,
    tú recuperarás tu poder.
    El reino volverá a Jerusalén».

Caída y restauración de Sion

Jerusalén, ¿por qué lloras tanto?
    ¿Acaso no tienes un rey?
¿Acaso ha desaparecido tu líder?
    Tu angustia es tan inmensa
    como la de una mujer que da a luz.
10 Hija de Sion[d], estremécete y gime
    como si estuvieras dando a luz,
porque vas a salir de la ciudad
    y tendrás que vivir en el campo.
Irás a Babilonia, pero de allí serás rescatada.
    El SEÑOR te librará de las garras de tus enemigos.
11 Muchas naciones se han unido en tu contra.
    Dicen: «¡Que sea profanada,
    disfrutemos viendo la derrota de Sion!»
12 Pero esas naciones no conocen los pensamientos del SEÑOR
    ni captan su plan;
porque él las juntará como se juntan los manojos de espigas
    en el lugar donde se trilla el grano.

13 «Hija de Sion, levántate y aplástalos.
    Convertiré tus cuernos en hierro
    y tus cascos[e] en bronce.
Tú destruirás a muchos
    y le entregarás al SEÑOR todas las ganancias de ellos.
Le entregarás todas sus riquezas
    al Señor de toda la tierra».

Ahora, hija de guerreros,
    reúne a tus soldados.
Estamos siendo asediados;
    ellos con su vara golpean en la mejilla al juez de Israel.

El Mesías nacerá en Belén

Tú, Belén Efrata,
    eres pequeña entre los clanes de Judá,
pero de ti saldrá el jefe de Israel,
    quien luego vendrá a mí.
Su origen es antiguo,
    viene de mucho tiempo atrás.
Por eso pondrá a esas naciones en manos de sus enemigos
    hasta que dé a luz la mujer que está esperando un hijo.
Entonces, el resto de sus hermanos
    regresará al pueblo de Israel.
Luego, él se levantará y guiará a Israel
    con la fortaleza del SEÑOR
    y con la autoridad del nombre del SEÑOR su Dios.
Vivirán en paz porque su grandeza llegará
    hasta los confines de la tierra.[f]
Él traerá una época de paz.
    Así y todo, tenemos suficientes líderes[g] para contraatacar
cuando venga Asiria a nuestro país
    y ponga el pie en nuestro territorio.
Con sus espadas ellos gobernarán a Asiria,
    y con sus cuchillos a la tierra de Nimrod[h].
Él nos rescatará de los asirios
    cuando ellos vengan a nuestra tierra
    e invadan nuestro país.

Entonces el resto de Jacob
    que está esparcido entre las naciones
será como rocío que viene del SEÑOR;
    como lluvia que cae sobre la tierra,
que no tiene que depender de un hombre
    y no tiene que poner sus esperanzas en ningún ser humano.
El resto de Jacob disperso entre las naciones
    en medio de pueblos numerosos
será como un león entre las bestias de la selva;
    como un cachorro de león entre rebaños de ovejas,
del que no hay escape
    cuando ataca con sus garras.
Levantarás tu mano contra tus enemigos
    y todos ellos serán destruidos.

El pueblo confiará en Dios

10 El SEÑOR dice: «Ese día mataré a tus caballos
    y destruiré tus carros de combate.
11 Destruiré las ciudades de tu país
    y derrumbaré todas tus fortalezas.
12 Ya no podrás hacer magia con tus manos
    ni tendrás a nadie que lea el futuro.
13 Destruiré tus ídolos y tus monumentos religiosos
    y ya no adorarás cosas hechas con tus manos.
14 Arrancaré de la tierra tus postes de Aserá
    y destruiré tus dioses falsos[i].
15 Con ira y rabia tomaré venganza
    contra las naciones que no me han escuchado».

Apocalipsis 12

La mujer y el dragón

12 Apareció una gran señal en el cielo: una mujer vestida del sol, y con la luna bajo sus pies. En la cabeza tenía una corona con doce estrellas. La mujer estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.

Luego apareció otra señal en el cielo: un dragón rojo con siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada cabeza. Con su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó a la tierra. El dragón se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorarse a su hijo tan pronto naciera. La mujer tuvo un hijo varón que gobernará a todas las naciones con vara de hierro, pero su hijo fue llevado ante el trono de Dios. La mujer huyó al desierto, a un lugar que Dios había preparado para que ella fuera protegida durante 1260 días.

Luego, hubo guerra en el cielo. Miguel[a] y sus ángeles lucharon contra el dragón y sus ángeles. El dragón y sus ángeles fueron derrotados y perdieron su lugar en el cielo. El dragón, esa antigua serpiente llamada también Diablo o Satanás, que engaña a todo el mundo, fue expulsado del cielo y fue arrojado a la tierra junto con sus ángeles.

10 Luego, oí una fuerte voz en el cielo que decía:

«Han llegado ahora la victoria,
    el poder, el reino de nuestro Dios
    y el poder de su Mesías;
porque ha sido arrojado a la tierra
    el que de día y de noche acusaba
    a nuestros hermanos delante de Dios.
11 Nuestros hermanos lo vencieron con la sangre del Cordero
    y con el testimonio que dieron.
Su amor por la vida no era tanto
    que temieran a la muerte.
12 Alégrense los cielos
    y todos los que viven allí.
Pero a ustedes, los que viven en la tierra y el mar,
    les irá muy mal;
porque el diablo sabe que le queda poco tiempo
    y ha bajado furioso a donde están ustedes».

13 Cuando el dragón vio que lo habían arrojado a la tierra, comenzó a perseguir a la mujer que había dado a luz al niño. 14 Pero a la mujer se le habían dado las alas de una gran águila, y pudo volar al lugar que tenía en el desierto, donde sería protegida y estaría lejos del dragón[b] durante tres años y medio. 15 El dragón arrojó agua por su boca, como si fuera un río para que la corriente arrastrara a la mujer. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, abriéndose y tragándose el agua que el dragón había arrojado. 17 El dragón se puso furioso con la mujer y se fue a pelear con el resto de sus hijos, que son los que cumplen los mandamientos de Dios y siguen dando testimonio sobre Jesús. 18 Y el dragón se quedó a la orilla del mar.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

© 2005, 2008, 2012, 2015 Centro Mundial de Traducción de La Biblia © 2005, 2008, 2012, 2015 Bible League International