Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
2 Samuel 16-18

16 Cuando David llegó más allá de la cima del monte, Sibá, el criado de Mefiboset,(A) salió a recibirlo con un par de asnos cargados con doscientos panes, cien racimos de pasas, cien panes de higos secos, y un cuero de vino. Y el rey le preguntó a Sibá:

«¿Qué significa todo esto?»

Y Sibá le respondió:

«Los asnos son para que los monte la familia real, los panes y las pasas son para alimentar a los criados, y el vino es para cuando tengan sed a su paso por el desierto.»

Pero el rey le preguntó:

«¿Dónde está el nieto de tu amo?»

Y Sibá le respondió:

«Se ha quedado en Jerusalén, pues pensó que hoy le sería devuelto el reino que había sido de su padre.»

Entonces el rey le dijo a Sibá:

«Te prometo que todas las posesiones de Mefiboset serán para ti.»

Y Sibá, con una reverencia, respondió:

«Deseo ser siempre merecedor de la bondad de Su Majestad.»

David siguió su camino, y llegó a un lugar llamado Bajurín. Allí salió a su encuentro Simey hijo de Gera, de la familia de Saúl, y al ver a David lo maldijo y arrojó piedras contra él y sus siervos, pero todo el pueblo y los soldados más valientes rodearon a David y lo protegieron por todos los flancos, aunque Simey seguía gritando y maldiciendo:

«¡Largo de aquí, malvado asesino! ¡El Señor te está cobrando la sangre que derramaste de la familia de Saúl, en cuyo lugar has reinado! ¡Por eso el Señor te ha quitado el trono y se lo ha dado a tu hijo Absalón! ¡Mírate ahora! ¡Eres un asesino, y te ha alcanzado tu propia maldad!»

Entonces Abisay, el hijo de Seruyá, le dijo al rey:

«¿Por qué permite Su Majestad que este perro muerto le maldiga? Si Su Majestad me lo permite, ¡le arrancaré la cabeza!»

10 Pero David le respondió:

«¿Qué les pasa a ustedes, hijos de Seruyá? Si este hombre me maldice, es porque el Señor se lo ha ordenado. Y si esto es así, ¿quién puede pedirle cuentas?»

11 Y a Abisay y a todos sus siervos les hizo notar:

«Si mi propio hijo, a quien yo engendré, busca matarme, ¿quién puede impedirle a un benjaminita que lo haga? ¡Déjenlo que me maldiga! Seguramente el Señor le ha ordenado que lo haga. 12 Pero tal vez el Señor vea mi aflicción, y convierta en bendición las maldiciones que hoy recibo.»

13 Y mientras David y sus seguidores continuaban su camino, Simey iba delante del rey, por la ladera del monte, gritando y maldiciendo, y arrojando piedras y lanzando polvo al aire. 14 Finalmente, el rey y sus seguidores llegaron a cierto lugar, y como estaban fatigados descansaron allí.

15 Ese día Absalón y todos sus hombres entraron a Jerusalén, y con ellos entró Ajitofel. 16 Y cuando Jusay el arquita, que era amigo de David, vio a Absalón, fue a su encuentro y lo saludó gritando: «¡Viva el rey, viva el rey!» 17 Cuando Absalón vio quién gritaba, le dijo:

«¿Así es como agradeces la amistad de mi padre? ¿Por qué no te fuiste con él?»

18 Y Jusay le respondió:

«Yo soy fiel al Señor y a quien él y su pueblo elija. Por eso decidí quedarme contigo. 19 ¿A quién debo servir, si no a ti? ¡Tú eres su hijo, y te serviré como antes serví a tu padre!»

20 Entonces Absalón llamó a Ajitofel y le dijo:

«¿Qué me aconsejas que debemos hacer?»

21 Y Ajitofel le aconsejó:

«Ve al palacio de tu padre y acuéstate con sus concubinas, las que se quedaron cuidando el palacio. Cuando el pueblo lo sepa, pensará que tu padre te aborrecerá, y así la gente se unirá más a ti.»

22 Se levantó entonces en la azotea una tienda de campaña para Absalón, y éste se acostó con las concubinas de su padre a la vista de todo el pueblo.(B) 23 En aquellos días, los consejos de Ajitofel valían tanto como el consultar al Señor, y eran buenos tanto para David como para Absalón.

Consejos de Ajitofel y de Jusay

17 Entonces Ajitofel habló con Absalón, y le dijo:

«Voy a escoger a doce mil soldados, y esta misma noche iré en persecusión de David. Caeré sobre él ahora que está cansado y sin fuerzas. Lo atemorizaré, y cuando huyan los soldados que lo siguen, y el rey se quede solo, lo mataré. Así haré que todo el pueblo se vuelva a ti, y cuando lo hagan, vivirán en paz, pues comprenderán que tú sólo quieres la vida del rey.»

Este consejo le pareció bien a Absalón y a todos los ancianos de Israel, aunque Absalón le sugirió llamar a Jusay el arquita para conocer su opinión. Y cuando Jusay se presentó ante Absalón, éste le dijo:

«Ajitofel me ha dado un consejo. ¿Tú qué opinas? ¿Debemos seguir su consejo, o no?»

Y Jusay le respondió:

«No te conviene seguir el consejo de Ajitofel. Tú conoces a tu padre, y sabes que sus soldados son los más valientes y que su estado de ánimo está herido y busca la venganza. Es como una osa que ha perdido a sus cachorros. Sabes también que tu padre es un guerrero, y que no pasará la noche con el ejército. Tal vez esté escondido en alguna cueva, o en algún otro lugar. Si comienza venciendo a algunos de ellos, quienes lo sepan dirán: “¡Los soldados de Absalón fueron derrotados!” 10 Entonces hasta el soldado más valiente y bravo como león se llenará de temor, pues todo el pueblo sabe que tu padre es un valiente, y sabe también que sus hombres son gente aguerrida. 11 Yo te sugiero que reúnas a todo el ejército de Israel, desde Dan hasta Berseba, y que formen una multitud incontable como la arena del mar, y que tú mismo dirijas la batalla. 12 Entonces lo atacaremos dondequiera que se encuentre, y caeremos como el rocío sobre él y sus seguidores, y ninguno de ellos escapará. 13 Si acaso busca refugio en alguna ciudad, todo el ejército de Israel llevará sogas, y destruiremos la ciudad y arrastraremos las piedras hasta el río para que no quede una sola en su lugar.»

14 Absalón y todo su ejército consideraron que el consejo de Jusay el arquita era más atinado que el de Ajitofel. Y es que el Señor había decidido frustrar el acertado consejo de Ajitofel para preparar la caída de Absalón.

15 Después, Jusay fue con los sacerdotes Sadoc y Abiatar y les dio los pormenores del consejo de Ajitofel y lo que él mismo había aconsejado a Absalón. 16 Les recomendó salir cuanto antes y decirle a David que no pasara la noche en los vados del desierto, sino que cruzara el Jordán para que ni él ni sus seguidores corrieran peligro. 17 Mientras tanto, Jonatán y Ajimaz estaban escondidos cerca de la fuente de Roguel, y como no podían mostrarse entrando en la ciudad; una criada fue y les avisó lo que pasaba; entonces ellos salieron para poner sobre aviso al rey David. 18 Pero al salir ellos, un criado los vio y fue a decírselo a Absalón, así que ellos se dieron prisa y llegaron a la casa de un hombre en Bajurín, la cual tenía un pozo en el patio, y allí se escondieron. 19 La esposa de ese hombre sacó una manta, la extendió sobre la boca del pozo, y sin que nadie lo supiera colocó encima el trigo que habían trillado. 20 Cuando llegaron los hombres de Absalón, preguntaron:

«¿Dónde están Ajimaz y Jonatán?»

La mujer les dijo:

«Ya han cruzado los vados del Jordán.»

Ellos de todos modos los buscaron, y como no los hallaron se regresaron a Jerusalén.

21 En cuanto aquellos hombres se fueron, Ajimaz y Jonatán salieron del pozo y corrieron a decirle al rey David:

«¡Vamos, dense prisa para cruzar el Jordán! ¡Ajitofel ha dado a Absalón un consejo contra ustedes!»

22 Entonces David y todos sus hombres fieles se apresuraron a cruzar el Jordán antes de que amaneciera, y no hubo uno solo que no cruzara el río. 23 Y cuando Ajitofel se dio cuenta de que no se había seguido su consejo, preparó su asno y salió de Jerusalén para irse a su ciudad, y cuando llegó a su casa la puso en orden, y luego fue y se ahorcó. Así fue como murió, y lo enterraron en el sepulcro de su padre.

24 David llegó a Majanayin, mientras Absalón cruzaba el Jordán con todos sus seguidores israelitas. 25 En lugar de Joab, Absalón puso como jefe de su ejército a Amasa hijo de Itra, de Israel. Itra había tenido relaciones con Abigaíl, que era hija de Najás, hermana de Seruyá y madre de Joab. 26 Después de cruzar el Jordán, Absalón acampó en las tierras de Galaad, con los israelitas que lo acompañaban.

27 Cuando David llegó a Majanayin, lo recibieron Sobi hijo de Najás, que era de Rabá de Amón; Maquir hijo de Amiel, de Lodebar; y Barzilay, el galaadita de Roguelín. 28 Éstos llevaron, para David y sus hombres, camas, tazas, vasijas de barro, trigo, cebada, harina, grano tostado, habas, lentejas, garbanzos tostados, 29 miel, manteca, ovejas, y quesos de vaca, para que comieran, pues sabían que estaban cansados, hambrientos y sedientos por haber cruzado el desierto.

Muerte de Absalón

18 David pasó revista a sus soldados, y al frente de ellos puso comandantes de mil y de cien hombres. Una tercera parte del ejército la puso bajo el mando de Joab; otra tercera parte la puso bajo el mando de Abisay, que era hijo de Seruyá y hermano de Joab; y la otra tercera parte la puso bajo el mando de Itay el gatita. A todo el ejército le dijo:

«También yo iré con ustedes.»

Pero sus hombres objetaron:

«Tú no debes venir con nosotros. A ellos no va a importarles si nosotros huimos, o si la mitad de nuestro ejército cae en batalla; tú, en cambio, vales más que diez mil de nosotros. Lo mejor es que tú nos apoyes desde la ciudad.»

El rey les dijo:

«Voy a seguir su consejo.»

Y se quedó a la entrada de la ciudad, mientras su ejército salía en escuadrones de cien y de mil soldados. A Joab, Abisay e Itay les instruyó que, por amor a él, trataran con bondad a su hijo Absalón. Y todos los soldados escucharon lo que el rey ordenó a los capitanes acerca de Absalón.

Luego, el ejército de David salió para luchar contra los israelitas, y la batalla se libró en el Bosque de Efraín. El ejército de David arremetió con fuerza contra el ejército de Absalón y les causó una matanza como de veinte mil hombres. La lucha se generalizó por todo el país, pero fueron más las muertes causadas por el bosque que las causadas por la espada.

En cierto momento Absalón, que montaba un mulo, se enfrentó con los hombres de David, pero el mulo se metió por debajo de las espesas ramas de una encina, y el cabello de Absalón se enredó en la encina, y Absalón quedó suspendido en el aire, mientras que el mulo siguió adelante. 10 Uno de los soldados de Joab lo vio, y fue a decirle a Joab que había visto a Absalón pendiendo de una encina. 11 Entonces Joab le dijo:

«Si lo viste, ¿por qué no le diste muerte y lo derribaste? Me hubiera gustado darte diez monedas de plata y un buen cinturón.»

12 Pero el soldado le respondió:

«Aun si me hubieras ofrecido mil monedas de plata, yo no las habría aceptado, pues jamás atentaría contra la vida del hijo del rey. Nosotros oímos cuando el rey les ordenó, a ti, a Abisay y a Itay, no hacerle daño al joven Absalón. 13 Además, yo habría puesto en peligro mi vida, pues al rey nada se le escapa, y tú mismo te habrías puesto en contra mía.»

14 Joab le respondió:

«No voy a perder mi tiempo contigo.»

Y al ver que Absalón pendía de la encina y aún estaba con vida, tomó tres dardos y se los clavó a Absalón en el corazón. 15 Diez jóvenes escuderos que acompañaban a Joab, cuando vieron herido a Absalón, lo rodearon y lo remataron. 16 Entonces Joab ordenó que tocaran la trompeta para que sus soldados se detuvieran y dejaran de perseguir a los israelitas, 17 los cuales huyeron a sus casas. Luego, los hombres de Joab cavaron un gran hoyo en el bosque, y allí arrojaron el cuerpo de Absalón y lo cubrieron con muchas piedras.

18 Cuando Absalón vivía, levantó una torre en el valle del rey, a la cual le puso su nombre para que el pueblo lo recordara, pues dijo: «Yo no tengo ningún hijo que perpetúe mi nombre.» Hasta el día de hoy, a esa torre se le conoce como «la torre de Absalón».

19 Ajimaz hijo de Sadoc fue a preguntarle a Joab:

«¿Debo correr y llevarle la noticia al rey de que el Señor lo ha librado de sus enemigos?»

20 Y Joab le respondió:

«No conviene que vayas hoy. Es mejor que vayas otro día, pues la noticia es que el hijo del rey ha muerto.»

21 Joab llamó entonces a un etíope, y le ordenó ir ante el rey y contarle lo que había visto. El etíope hizo una reverencia y salió corriendo. 22 Pero Ajimaz hijo de Sadoc insistió y le dijo a Joab:

«De todos modos, también yo voy a ir detrás del etíope.»

Joab le dijo:

«Hijo mío, ¿y para qué vas a ir tú? ¡Por estas noticias no vas a recibir ningún premio!»

23 Pero Ajimaz respondió:

«No importa. Creo que debo ir.»

Entonces Joab le dijo:

«Adelante, pues.»

Y Ajimaz salió corriendo, y en la llanura se adelantó al etíope.

24 David estaba sentado entre las dos puertas de la ciudad cuando el atalaya subió a la torre sobre la puerta de la muralla. De pronto, vio que alguien venía solo y corriendo hacia la ciudad. 25 Entonces gritó desde allí para que el rey supiera lo que estaba viendo, y David dijo: «Si viene solo, trae buenas nuevas.»

Mientras el mensajero se iba acercando, 26 el atalaya vio que otro hombre corría detrás del primero, y se lo dijo al guardián. Cuando el rey supo que otro hombre venía corriendo solo, dijo: «Ése es otro mensajero.»

27 En cuanto el primero se acercó más, el atalaya lo reconoció y dijo:

«Por su forma de correr, creo que es Ajimaz hijo de Sadoc.»

Entonces el rey dijo:

«Si es Ajimaz, seguramente trae buenas noticias, pues es un buen hombre.»

28 Cuando Ajimaz llegó, se inclinó ante el rey, le deseó paz y le dijo:

«Bendito sea el Señor tu Dios, porque ha entregado a los hombres que se habían sublevado contra Su Majestad.»

29 El rey preguntó:

«¿El joven Absalón está bien?»

Y Ajimaz respondió:

«Cuando Joab envió al otro mensajero y a mí, vi que había una gran confusión, pero no supe de qué se trataba.»

30 El rey ordenó a Ajimaz pasar y esperar un poco. Y Ajimaz se quedó de pie. 31 En ese momento llegó el etíope, y dijo:

«¡Buenas noticias para Su Majestad! Hoy el Señor ha defendido tu causa, y han muerto los que se habían rebelado contra ti.»

32 El rey le preguntó:

«El joven Absalón, ¿se encuentra bien?»

Y el etíope respondió:

«¡Que todos los enemigos de Su Majestad, y todos los que se subleven contra Su Majestad y busquen su mal, acaben como ese joven!»

33 El rey se estremeció, y mientras subía a su cuarto, se echó a llorar y decía:

«¡Hijo mío, Absalón! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Cómo quisiera yo haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío!»

Lucas 17:20-37

La venida del Reino(A)

20 Cuando los fariseos le preguntaron cuándo había de venir el reino de Dios, él les respondió: «El reino de Dios no vendrá con advertencia, 21 ni se dirá: “Aquí está”, o “Allí está”;(B) porque el reino de Dios está entre ustedes.» 22 A sus discípulos les dijo: «Llegará el tiempo cuando ustedes querrán ver siquiera uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo verán. 23 Les dirán: “Está aquí”, o “está allí”, pero no vayan ni los sigan. 24 Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece de un extremo del cielo hasta el otro, así también será el día del Hijo del Hombre. 25 Pero primero es necesario que padezca mucho, y que sea desechado por esta generación. 26 Tal y como sucedió en los días de Noé,(C) así también sucederá en los días del Hijo del Hombre. 27 La gente comía y bebía, y se casaba y se daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los destruyó a todos.(D) 28 Lo mismo sucedió en los días de Lot:(E) la gente comía y bebía, compraba y vendía, plantaba y edificaba casas; 29 pero cuando Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. 31 En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en su casa, que no baje a tomarlos; y el que esté en el campo, que no regrese a su casa.(F) 32 ¡Acuérdense de la mujer de Lot!(G) 33 Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará.(H) 34 Yo les digo que esa noche, si dos están en una cama, uno de ellos será tomado, y el otro será dejado. 35 Si dos mujeres están moliendo juntas, una de ellas será tomada, y la otra será dejada. 36 Si dos están en el campo, uno de ellos será tomado, y el otro será dejado.» 37 Entonces le preguntaron: «Y eso, Señor, ¿dónde ocurrirá?» Y Jesús les respondió: «Donde está el cadáver, allí se juntan los buitres.»

Reina Valera Contemporánea (RVC)

Copyright © 2009, 2011 by Sociedades Bíblicas Unidas