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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Contemporánea (RVC)
Version
1 Crónicas 22-24

22 Entonces David dijo:

«Éste será el lugar de la casa de Dios el Señor, y aquí tendrá Israel el altar del holocausto.»

Preparativos para el templo

Después de eso, David mandó reunir a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y escogió algunos de ellos como canteros, para que labraran piedras y edificaran la casa de Dios. Preparó también mucho hierro para los clavos y las bisagras de las puertas, y mucho bronce y madera de cedro. Y es que los sidonios y los tirios habían traído a David abundante madera de cedro. Entonces dijo David:

«Salomón, mi hijo, es todavía un niño de tierna edad, pero la casa que debe edificarse al Señor tiene que ser una obra excelente, de gran renombre en todo lugar. Así que voy a prepararle todo lo necesario.»

Y antes de su muerte, David hizo abundantes preparativos.

Llamó entonces David a Salomón, su hijo, y le mandó edificar una casa para el Señor, el Dios de Israel. Le dijo:

«Hijo mío, la intención de mi corazón era edificar un templo al nombre del Señor mi Dios. Pero la palabra del Señor vino a mí, y me dijo: “Tú has derramado mucha sangre; has librado muchas batallas. Es tanta la sangre que has derramado en la tierra delante de mí, que no edificarás casa a mi nombre. Pero te nacerá un hijo, el cual será un hombre de paz. Yo haré que esté en paz con todos los enemigos que lo rodean; por eso se llamará Salomón.[a] Durante su vida yo le daré a Israel paz y reposo. 10 Él edificará una casa para honrar mi nombre, y él será mi hijo, y yo seré su padre, y para siempre(A) afirmaré sobre Israel el trono de su reino.” 11 Así que, hijo mío, que el Señor esté contigo, y que seas prosperado y edifiques la casa del Señor tu Dios, como él lo ha dicho. 12 Que el Señor te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel cumplas la ley del Señor tu Dios. 13 Si pones por obra los estatutos y decretos que el Señor le entregó a Moisés para Israel, serás prosperado. Esfuérzate y cobra ánimo; no temas ni desmayes.(B) 14 Toma en cuenta que yo, con grandes esfuerzos, he preparado para la casa del Señor tres mil trescientas toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de plata, y muchísimo bronce y hierro, porque en realidad es mucho. También he preparado madera y piedra, pero puedes añadir más. 15 Tú cuentas con muchos obreros, canteros, albañiles y carpinteros, y con gente experta en distintos trabajos. 16 La cantidad de oro, plata, bronce y hierro es incalculable. Así que levántate y pon manos a la obra, y que el Señor esté contigo.»

17 David mandó también a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo. Les dijo:

18 «¿No es verdad que el Señor su Dios les ha dado a ustedes paz por todas partes? Él ha entregado en mis manos a los habitantes de la tierra, y la tierra ha sido sometida delante del Señor y de su pueblo. 19 Dispongan ahora su corazón y su ánimo a buscar al Señor su Dios. Levántense y edifiquen el santuario de Dios, el Señor, para trasladar a la casa edificada al nombre del Señor el arca del pacto y los utensilios consagrados a Dios.»

Distribución y deberes de los levitas

23 Cuando David ya era viejo y tenía muchos años, declaró a su hijo Salomón rey de Israel.(C) Además, juntó a todos los jefes de Israel y a los sacerdotes y levitas, contando a los levitas mayores de treinta años, y el número total de ellos, contados uno por uno, resultó ser de treinta y ocho mil. De éstos, veinticuatro mil debían dirigir la obra de la casa del Señor, y seis mil fungirían como gobernadores y jueces; cuatro mil serían porteros, y los cuatro mil restantes se dedicarían a alabar al Señor con los instrumentos que David había hecho para tributar alabanzas.

David los repartió en grupos, siguiendo el orden de los hijos de Leví, es decir, de Gersón, Coat y Merari.

Los hijos de Gersón fueron Laadán y Simey.

Los hijos de Laadán fueron tres: Yejiel, el primero, seguido de Zetán y Joel.

Los hijos de Simey fueron tres: Selomit, Jaziel y Harán. Éstos fueron los jefes de las familias de Laadán.

10 Y los hijos de Simey fueron Yajat, Zina, Jeús y Beria. Estos cuatro fueron los hijos de Simey. 11 Yajat fue el primero, y Zina el segundo; pero Jeús y Beria no tuvieron muchos hijos, así que fueron contados como una sola familia.

12 Los hijos de Coat fueron cuatro: Amirán, Isar, Hebrón y Uziel.

13 Los hijos de Amirán fueron Aarón y Moisés. Aarón fue apartado, junto con sus hijos, para dedicarse siempre a las cosas más santas, para quemar incienso delante del Señor, y para servirle y bendecir en su nombre siempre.(D)

14 Los hijos de Moisés, hombre de Dios, fueron contados en la tribu de Leví, 15 y fueron Gersón y Eliezer.

16 El hijo de Gersón fue el jefe Sebuel.

17 El hijo de Eliezer fue el jefe Rejabías.

Eliezer no tuvo otros hijos, pero Rejabías si tuvo muchos hijos.

18 El hijo de Isar fue el jefe Selomit.

19 Los hijos de Hebrón fueron el jefe Jerías, seguido de Amarías, Jahaziel y Jecamán.

20 Los hijos de Uziel fueron el jefe Micaía, seguido de Isías.

21 Los hijos de Merari fueron Mali y Musi.

Los hijos de Mali fueron Eleazar y Cis. 22 Eleazar murió sin haber tenido hijos, pero tuvo hijas, y sus parientes, los hijos de Cis, las tomaron por mujeres.

23 Los hijos de Musi fueron tres: Mali, Edar y Jeremot.

24 Éstos fueron los descendientes de Leví por las familias de sus padres. Según el censo, eran jefes de familia, mayores de veinte años, cada uno contado por nombre, y todos ellos trabajaban en el ministerio de la casa del Señor. 25 Y es que David dijo:

«El Señor, el Dios de Israel, ha dado paz a su pueblo, y habitará en Jerusalén para siempre. 26 Los levitas no tendrán que volver a cargar el tabernáculo y todos los utensilios para su ministerio.»(E)

27 Fue así como, de acuerdo con las últimas palabras de David, se hizo la cuenta de los hijos de Leví mayores de veinte años. 28 Todos ellos estaban bajo las órdenes de los hijos de Aarón para ministrar en la casa del Señor, en los atrios, en las cámaras, y en la purificación de todo objeto santificado, lo mismo que en la obra restante del ministerio de la casa de Dios, 29 y para los panes de la proposición, para la flor de harina para el sacrificio, para las hojuelas sin levadura, para lo preparado en sartén, para lo tostado, para toda medida y cuenta, 30 y para asistir todos los días por la mañana y por la tarde para dar gracias y tributar alabanzas al Señor, 31 y para ofrecer delante del Señor, continuamente, todos los holocaustos en los días de reposo, y en las lunas nuevas y fiestas solemnes, según su número y de acuerdo con su rito, 32 y para que en el ministerio de la casa del Señor(F) estuvieran a cargo del tabernáculo de reunión y del santuario, bajo las órdenes de sus hermanos, los hijos de Aarón.

24 También los hijos de Aarón fueron distribuidos en grupos.

Los hijos de Aarón fueron Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Como Nadab y Abiú murieron antes que su padre,(G) y no tuvieron hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio. David, junto con Sadoc, de los hijos de Eleazar, y Ajimélec, de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio.

Había más hombres importantes de los hijos de Eleazar que de los hijos de Itamar, y quedaron repartidos así:

De los hijos de Eleazar, dieciséis jefes de casas paternas.

De los hijos de Itamar, ocho jefes de casas paternas.

Fueron repartidos por sorteo los unos con los otros, porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo jefes del santuario y príncipes de la casa de Dios. El escriba de los levitas Semaías hijo de Natanael escribió sus nombres en presencia del rey y de los príncipes, y delante del sacerdote Sadoc, de Ajimélec hijo de Abiatar y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas, designando por sorteo una casa paterna para Eleazar y otra para Itamar.

La primera suerte le tocó a Joyarib,

la segunda a Jedaías,

la tercera a Jarín,

la cuarta a Segorín,

la quinta a Malquías,

la sexta a Mijamín,

10 la séptima a Cos,

la octava a Abías,

11 la novena a Josué,

la décima a Secanías,

12 la undécima a Eliasib,

la duodécima a Yaquín,

13 la decimotercera a Jupá,

la decimocuarta a Jesebeab,

14 la decimoquinta a Bilgá,

la decimosexta a Imer,

15 la decimoséptima a Hezir,

la decimoctava a Afses,

16 la decimonovena a Petajías,

la vigésima a Ezequiel,

17 la vigesimoprimera a Jaquín,

la vigesimosegunda a Gamul,

18 la vigesimotercera a Delaía,

la vigesimocuarta a Magasías.

19 Éstos fueron distribuidos para su ministerio, para que entraran en la casa del Señor, según les fue ordenado por Aarón su padre, de la manera que le había mandado el Señor, el Dios de Israel.

20 Los restantes hijos de Leví fueron:

De los hijos de Amirán, Subael;

de los hijos de Subael, Yejedías;

21 de los hijos de Rejabías, el jefe Isías;

22 de los izharitas, Selomot y Yajat, su hijo;

23 de los hijos de Hebrón, el jefe Jerías, seguido de Amarías, Jahaziel y Jecamán;

24 Micaía hijo de Uziel,

Samir hijo de Micaía,

25 Isías, hermano de Micaía;

Zacarías hijo de Isías,

26 Mali y Musi, hijos de Merari;

Beno hijo de Jazías.

27 Los hijos de Merari, por parte de Jazías: Beno, Soán, Zacur e Ibri. 28 Por parte de Mali, Eleazar, que no tuvo hijos.

29 Yeramel hijo de Cis.

30 Los hijos de Musi fueron Mali, Edar y Jerimot.

Éstos fueron los descendientes de los levitas, por sus casas paternas. 31 También éstos fueron sorteados, como sus parientes aaronitas, delante del rey David, de Sadoc y Ajimélec, y de los jefes de las casas paternas de los sacerdotes y levitas, lo mismo el jefe de los padres que el menor de sus parientes.

Juan 8:28-59

28 Entonces Jesús les dijo: «Cuando ustedes hayan levantado al Hijo del Hombre, sabrán entonces que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que hablo según lo que el Padre me enseñó. 29 Porque el que me envió está conmigo, y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que a él le agrada.» 30 Luego de que él dijo estas cosas, muchos creyeron en él.

La verdad los hará libres

31 Entonces Jesús dijo a los judíos que habían creído en él: «Si ustedes permanecen en mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos; 32 y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» 33 Le respondieron: «Nosotros somos descendientes de Abrahán,(A) y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir: “Ustedes serán libres”?»

34 Jesús les respondió: «De cierto, de cierto les digo, que todo aquel que comete pecado, esclavo es del pecado. 35 Y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre. 36 Así que, si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres. 37 Yo sé que ustedes son descendientes de Abrahán; pero intentan matarme porque mi palabra no halla cabida en ustedes. 38 Yo hablo de lo que he visto con el Padre, pero ustedes hacen lo que han oído de parte de su padre.»

39 Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abrahán.» Jesús les dijo: «Si fueran hijos de Abrahán, harían las obras de Abrahán. 40 Pero ahora intentan matarme; a mí, que les he dicho la verdad, la cual he escuchado de Dios. Esto no lo hizo Abrahán. 41 Ustedes hacen las obras de su padre.» Entonces le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de un acto de inmoralidad. Tenemos un padre, que es Dios.» 42 Y Jesús les dijo: «Si su padre fuera Dios, ciertamente me amarían; porque yo he salido y he venido de Dios. No he venido por mi propia cuenta, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entienden mi lenguaje? Pues porque no pueden escuchar mi palabra. 44 Ustedes son de su padre el diablo, y quieren cumplir con los deseos de su padre, quien desde el principio ha sido un homicida. No se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de lo que le es propio; porque es mentiroso y padre de la mentira. 45 Pero a mí, que digo la verdad, no me creen. 46 ¿Quién de ustedes puede acusarme de haber pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué no me creen? 47 El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; pero ustedes no las escuchan, porque no son de Dios.»

La preexistencia de Cristo

48 Los judíos le respondieron: «¿Acaso no tenemos razón al decir que tú eres samaritano, y que tienes un demonio?» 49 Respondió Jesús: «Demonio no tengo. Yo lo que hago es honrar a mi Padre, pero ustedes me deshonran. 50 Y yo no busco mi gloria. Pero hay uno que la busca, y que juzga. 51 De cierto, de cierto les digo que, el que obedece mi palabra, nunca verá la muerte.» 52 Entonces los judíos le dijeron: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, lo mismo que los profetas; ¿y tú dices: “El que guarda mi palabra, nunca verá la muerte”? 53 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Abrahán, el cual murió? ¡Y también los profetas murieron! ¿Quién te crees tú?» 54 Jesús respondió: «Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; pero el que me glorifica es mi Padre, el que ustedes dicen que es su Dios. 55 Ustedes no lo conocen, pero yo sí lo conozco. Y si yo dijera que no lo conozco, sería un mentiroso como ustedes. Pero lo conozco, y obedezco su palabra. 56 Abrahán, el padre de ustedes, se alegró al saber que vería mi día. Y lo vio, y se alegró.» 57 Los judíos le dijeron: «Ni siquiera tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» 58 Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Antes de que Abrahán fuera, yo soy.» 59 Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo.

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