Un dia a la Vez
Ojo con la vanidad
Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos.
Salmo 38:9
El ejemplo más increíble de humildad nos lo dejó Jesús en sus treinta y tres años que estuvo en la tierra. Siendo el Hijo de Dios y teniendo todo el poder para haber sido vanidoso, ya que tenía por qué creerlo, fue servicial, misericordioso y trabajador. Se preocupaba de que todos aprendieran el porqué de su misión en este mundo. Y nosotros, sin tener nada de qué jactarnos, somos vanidosos. Entre estos vanidosos se encuentran los que aman el dinero,
y este es un mal de nuestros días. Con esto, no me refiero a que no puedas ser próspero.
Lo importante es que te mantengas siendo humilde y con los pies en la tierra, además de generoso y bondadoso.
¿Por qué te digo esto? Porque el Manual de Instrucciones reprende la vanidad como pecado. Ahora bien, eso no quiere decir que debas desechar tus sueños y anhelos. Al contrario, cuenta con Dios para que sean de acuerdo a su voluntad y todo te saldrá bien.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón