Old/New Testament
1 Esto es lo que dijo el Maestro, hijo de David y rey de Jerusalén:
2 «Nada tiene sentido», dice el Maestro.
«Nada en absoluto tiene sentido».[a]
3 ¿Qué gana el ser humano
con todo el trabajo que realiza bajo el sol?
4 La gente vive y muere,
pero la tierra dura para siempre.
5 El sol se levanta, luego se oculta
y se apresura a levantarse de nuevo en el mismo lugar.
6 El viento sopla hacia el sur y luego gira al norte.
Sigue dando siempre las mismas vueltas.
7 Todos los ríos corren una y otra vez al mismo lugar.
Van al mar y, sin embargo, el mar no se llena.
8 Todo lo que se dice, ya se dijo;
no es posible decir algo nuevo.
Sin embargo, el oído siempre quiere oír más
y al ojo nada de lo que ve le satisface.
9 ¿Qué sucedió antes?
Lo mismo que sucederá después.
¿Qué se hizo antes?
Lo mismo que se hará después.
No hay nada nuevo bajo el sol.
10 Algunos dicen que tal cosa es nueva,
pero en realidad siempre ha estado allí.
Estaba allí antes de que existiéramos.
11 La gente de hoy en día ni se acuerda
de lo que sucedió hace mucho tiempo.
En el futuro, la gente no recordará
lo que está sucediendo ahora.
Y más tarde, la gente de otras épocas no sabrá
lo que hicieron los que vivieron antes que ellos.
¿Trae felicidad la sabiduría?
12 Yo, el Maestro, fui rey de Israel en Jerusalén. 13 Decidí estudiar y usar mi sabiduría para aprender acerca de todo lo que se hace bajo el cielo. Aprendí que Dios le ha dado una tarea muy agobiante a los seres humanos. 14 Observé todo lo que se hace bajo el sol y concluí que nada tiene sentido. Todo es como atrapar el viento.
15 El mundo está torcido y ya no se endereza.
Por más cuentas que se hagan, nunca se completa lo que falta.
16 Así que un día estuve pensando: «Tengo mucha fama y soy más sabio que todos los reyes que vivieron en Jerusalén antes de mí. Soy capaz de investigar la sabiduría y el entendimiento». 17 Entonces me dediqué a investigar la sabiduría y el entendimiento y terminé en tonterías y estupideces. Buscar la sabiduría es como intentar atrapar el viento,
18 porque entre más sabiduría, más frustración;
y a medida que uno más entiende, más dolor se experimenta.
2 Entonces me propuse esto: «Voy a divertirme y a probar los placeres y todo lo que es darse la gran vida», pero esto tampoco resultó tener sentido. 2 Es una tontería pasarse todo el tiempo sonriendo; no hacer más que divertirse no sirve de nada.
3 Así que decidí llenar mi cuerpo de vino mientras llenaba mi mente de sabiduría. Traté de hacer esa tontería porque quería ver si ese era el único bien que el ser humano puede encontrar para disfrutar en su corta vida.
4 Entonces empecé a hacer grandes obras. Construí palacios, planté viñedos, 5 cultivé jardines, hice parques y planté en ellos toda clase de árboles frutales. 6 Me hice construir estanques de agua para regar los árboles en crecimiento. 7 Compré esclavos y esclavas, y tuve esclavos nacidos en mi casa. Tenía muchas posesiones, ganado y rebaños de ovejas, más que cualquiera en toda Jerusalén. 8 Junté mucha plata, oro y posesiones dignas de un rey. Los cantantes, tanto hombres como mujeres, cantaban para mí. Disfruté de lo que todo hombre puede desear, pues tuve relaciones con muchas mujeres.
9 Me volví muy rico y famoso, más que cualquiera que hubiera vivido en Jerusalén antes de mí. Además la sabiduría siempre estaba allí para ayudarme. 10 No me privé de nada que deseara ni me negué ningún placer. Siempre conseguí lo que deseaba porque me sentía feliz con todo trabajo que hacía. Al menos me quedó esa satisfacción. 11 Pero cuando consideré todo lo que había logrado con el fruto de mis esfuerzos, me di cuenta de que nada tenía sentido, que era como agarrar el viento y que uno no gana nada con lo que hace bajo el sol.
La sabiduría puede ser la respuesta
12 Luego volví a considerar la sabiduría, las estupideces y tonterías. ¿Qué más puede hacer el sucesor de un rey sino lo que ya se hizo antes? 13 Vi que la sabiduría es mejor que la estupidez, así como la luz es mejor que la oscuridad. 14 Un sabio usa su mente así como usa los ojos para ver por dónde va. En cambio, un tonto es como el que camina en la oscuridad. Sin embargo, también me di cuenta que el tonto y el sabio terminan de la misma forma. 15 Entonces pensé: «Si el tonto termina igual que yo, ¿de qué sirve la sabiduría? ¿Qué he ganado con esforzarme tanto por ser sabio?» Me di cuenta de que eso tampoco tiene sentido. 16 Tanto el sabio como el tonto van a morir y nadie se acordará de ninguno de ellos. En el futuro, la gente se olvidará de todo lo que hicieron, así que tanto el sabio como el tonto vienen a ser lo mismo.
17 Eso me hizo odiar la vida, me dio mucha tristeza pensar que nada de lo que se hace bajo el sol tiene mucho sentido. Es como tratar de atrapar el viento. 18 Odié todo el trabajo que había hecho bajo el sol, pues al fin y al cabo todo eso tendría que dejárselo a mi sucesor. 19 Y pensé: «¿Quién sabe si ese va a ser un sabio o un tonto? Y será dueño de todo lo que conseguí con tanto trabajo y sabiduría. Eso tampoco tiene sentido».
20 Así que me deprimí mucho al pensar en todo el trabajo que había hecho bajo el sol, 21 porque uno trabaja con sabiduría, entendimiento y dedicación para finalmente dejárselo al que no trabajó para conseguirlo. Eso está muy mal y no tiene sentido. 22 ¿Qué le queda al ser humano después de tanto trabajar y luchar bajo el sol? 23 Toda su vida está llena de sufrimiento, frustraciones y trabajo duro. Ni siquiera de noche descansa su mente. Eso tampoco tiene sentido.
24 Lo mejor que puede hacer uno es comer, beber y disfrutar del trabajo que hace. También vi que esto viene de Dios. 25 Porque ¿hay alguien que haya tratado de disfrutar de la vida más de lo que yo lo he hecho?[b] 26 Además, Dios le da sabiduría, entendimiento y alegría a quien él aprueba. En cambio, al pecador Dios lo hace trabajar para que junte y acumule para luego dárselo a quien Dios aprueba. Por eso acumular riquezas tampoco tiene sentido y es como tratar de atrapar el viento.
Todo tiene su momento
3 Todo tiene su momento; todo lo que sucede bajo el cielo ocurre de acuerdo a un plan.
2 Hay un tiempo para nacer
y otro para morir;
un tiempo para plantar
y otro para arrancar las plantas.
3 Hay un tiempo para matar
y otro para sanar;
un tiempo para destruir
y otro para construir.
4 Hay un tiempo para llorar
y otro para reír;
un tiempo para estar triste
y otro para bailar de alegría.
5 Hay un tiempo para esparcir piedras
y otro para recogerlas;
un tiempo para abrazarse
y otro para dejar de abrazarse.
6 Hay un tiempo para buscar
y otro para detener la búsqueda.
Hay un tiempo para guardar
y otro para desechar.
7 Hay un tiempo para rasgar
y otro para coser;
un tiempo para guardar silencio
y otro para hablar.
8 Hay un tiempo para amar
y otro para odiar;
un tiempo para la guerra
y otro para la paz.
Dios controla el mundo
9 ¿Qué provecho saca el trabajador de tanto trabajar? 10 He visto todo el duro trabajo que Dios dio a los seres humanos para mantenerlos ocupados. 11 Todo sucede a su debido tiempo. Sin embargo, Dios puso en la mente humana la habilidad de entender el paso del tiempo, aunque nadie alcanza a comprender la obra de Dios desde el principio hasta el fin.
12 Aprendí que lo mejor que puede hacer la gente es ser feliz y disfrutar mientras viva, 13 pues Dios quiere que todos coman, beban y disfruten de su trabajo. La vida es un don de Dios.
14 Aprendí que todo lo que Dios hace dura para siempre. Los seres humanos no le pueden agregar ni quitar nada al trabajo de Dios, pues lo hizo así para que la gente lo respete. 15 Lo que sucede ahora, ya había sucedido y lo que va a suceder, ya sucedió. Dios se encargará de lo que está más allá de la comprensión de los seres humanos.[c]
Injusticias de esta vida
16 También me di cuenta de algo más que sucede bajo el sol: en los tribunales reina la maldad y la injusticia, siendo que allí debiera reinar la honestidad y la justicia. 17 Así que pensé: «Dios ha planeado un momento para juzgar todo lo que hace la gente. Él juzgará a buenos y malos».
18 Pensé también en lo que la gente hace, y me dije: «Dios está poniendo a prueba a la gente para que ellos mismos comprueben que son como animales». 19 El ser humano no es mejor que el animal porque ambos terminan en lo mismo, mueren por igual y respiran el mismo aire. Todo eso no tiene sentido. 20 Todos van a un mismo lugar, vienen del polvo y al polvo volverán. 21 ¿Quién sabe lo que pasa con el espíritu de un animal? ¿Quién sabe si el espíritu de un hombre sube a las alturas y el de un animal baja a la tierra?
22 Así que me di cuenta de que lo mejor que uno puede hacer es disfrutar de su trabajo. Eso es todo lo que tiene. La gente no debiera preocuparse del futuro porque nadie puede decirle a uno lo que va a suceder.
Pablo cuenta sus sufrimientos
16 Lo digo de nuevo: que nadie piense que soy un tonto, pero si piensan que lo soy, acéptenme entonces como un tonto para que yo también pueda presumir un poco. 17 Al presumir de mí mismo con tanta confianza, actúo como un tonto y no con la autoridad del Señor. 18 Mucha gente presume de su vida en el mundo, entonces yo también seré presumido. 19 Ustedes son inteligentes, pero con gusto soportan a los tontos. 20 Yo sé que tendrán paciencia porque ustedes soportan a quienes los esclavizan y los explotan. Tienen paciencia con quienes los toman bajo su control. Son tolerantes también con los que se creen mejores que ustedes y hasta con los que les dan bofetadas. 21 Da vergüenza decirlo: no los pudimos tratar a ustedes como lo hacen ellos porque fuimos demasiado débiles.
Si alguien se atreve a presumir, yo también lo haré, aunque sé que estoy diciendo una tontería. 22 ¿Son ellos hebreos? Yo también lo soy. ¿Son ellos israelitas? También yo lo soy. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. 23 ¿Sirven ellos a Cristo? Yo le sirvo más. ¡Parezco un loco hablando así! Yo he trabajado mucho más que ellos; he estado más veces en prisión; he soportado más azotes que ellos y muchas veces he estado en peligro de muerte. 24 En cinco ocasiones los judíos me castigaron con los 39 azotes. 25 Tres veces me golpearon con palos; una vez casi me matan a pedradas; tres veces estuve en naufragios; una vez tuve que pasar todo un día y una noche perdido en medio del mar. 26 He viajado de aquí para allá continuamente; he estado en peligro en los ríos, en peligro de ladrones, en peligro por causa de mis compatriotas y de los que no son judíos. También he estado en peligro en las ciudades, en los desiertos y en los mares. He estado en peligro por causa de falsos hermanos. 27 He hecho trabajos duros y fatigantes; he pasado muchas noches sin dormir; muchas veces he sufrido hambre y sed, y he tenido que soportar el frío sin tener con qué cubrirme. 28 He tenido muchos otros problemas y, sobre todo, tengo siempre una gran carga: la preocupación diaria por todas las iglesias. 29 Cuando alguien se debilita, me siento débil y cuando alguien hace pecar a otro, me molesto mucho.
30 Si tengo que enorgullecerme de algo, me enorgulleceré de las cosas que muestran mi debilidad. 31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, quien es bendito por siempre, sabe que no estoy mintiendo. 32 Cuando estuve en Damasco, el gobernador del rey Aretas ordenó poner guardias en las puertas de la ciudad para arrestarme. 33 Pero hubo quienes me pusieron en un canasto que bajaron por una ventana de la muralla de la ciudad y así pude escapar del gobernador y salir de esa ciudad.
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