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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Job 41-42

41 »¿Puedes pescar a Leviatán con un anzuelo
    o sujetarlo de la lengua con una cuerda?
¿Puedes pasar un lazo por su nariz
    o atravesar un gancho en su quijada?
¿Te rogará Leviatán que lo dejes libre?
    ¿Te hablará suavemente?
¿Hará Leviatán un pacto contigo
    y prometerá servirte para siempre?
¿Jugarás con Leviatán como juegas con un pájaro?
    ¿Le atarás un lazo como un juguete para tus niñas?
¿Les servirá a los pescadores para hacer negocio?
    ¿Lo dividirán entre los comerciantes?
¿Podrás atravesarle el cuero con dardos
    y su cabeza con arpones?
Pon la mano sobre él,
    te acordarás de la lucha,
    y nunca más lo volverás a hacer.
No hay esperanzas de someterlo;
    con sólo verlo basta para atemorizarse.
10 Nadie es lo suficientemente valiente como para despertarlo;
    pero, ¿quién puede permanecer ante mí?
11 ¿Quién se ha enfrentado a mí alguna vez y ha ganado?
    Todo lo que hay bajo el cielo me pertenece.

12 »Te hablaré sobre las piernas,
    la fuerza y la buena forma de Leviatán.
13 ¿Quién es capaz de agujerear su piel?
    ¿Quién puede penetrar su doble coraza?
14 ¿Quién es capaz de abrirle sus fauces poderosas?
    El aspecto de sus dientes infunde terror.
15 Su espalda es como una hilera de escudos,
    fuertemente unidos, sellados;
16 tan juntos el uno al otro,
    que ni siquiera el aire puede pasar entre ellos.
17 Están tan apretujados entre sí
    que no se pueden separar.
18 Cuando estornuda, echa luz;
    sus ojos son como rayos de la aurora.
19 Echa fuego por la boca;
    le saltan como chispas.
20 Echa humo por la nariz;
    como cuando sale humo de una olla que hierve.
21 Sopla su aliento y hace arder el carbón.
    Salen llamas de su boca.
22 Tiene un cuello muy fuerte;
    los que se lo encuentran se llenan de pavor.
23 Tiene los pliegues de la piel fuertemente adheridos;
    su carne es inseparable.
24 Su corazón es duro como una roca,
    tan duro como piedra de moler.

25 »Cuando Leviatán se levanta, hasta los dioses se asustan;
    cuando resopla, salen disparados en desorden.
26 La espada no logra penetrarlo;
    tampoco la lanza, el dardo ni la jabalina.
27 El hierro es para él como paja;
    el bronce, como madera vieja.
28 Las flechas no lo ahuyentan;
    siente las rocas como si fuera hierba.
29 Cuando le pegan un palazo, es como hacerle cosquillas.
    Se muere de risa al ver la jabalina.
30 Su costado es como si tuviera tiestos afilados;
    al arrastrarse hace surcos en el barro.
31 Hace que el agua se revuelva como en una olla hirviendo;
    hace burbujear el mar como una olla cuando se mezclan ungüentos.
32 Deja tras de sí una estela brillante;
    como si una cabellera blanca saliera del abismo.
33 No tiene igual en la tierra.
    Es el único animal creado que no sabe lo que es el miedo.
34 Leviatán mira con desprecio a los más soberbios.
    Es el rey de los animales».

Job responde al Señor

42 Entonces Job le respondió al SEÑOR:

«Sé que tú puedes hacer lo que quieras,
    y que no se puede detener ninguno de tus planes.
Tú preguntaste:
“¿Quién es el que con su falta de conocimiento oscurece mi consejo?”
    Yo fui quien hablaba sin saber lo que decía.
Hablé sobre asuntos tan maravillosos para mí
    que quedaban fuera de mi entendimiento.

»Tú dijiste: “Óyeme y hablaré.
    Te preguntaré y tú me explicarás”.
Yo sólo sabía de ti de oídas,
    pero ahora mis ojos te han visto.
Por eso me retracto de lo que he dicho
    y veo que sólo soy polvo y ceniza».[a]

El Señor regaña a los amigos de Job

Una vez que el SEÑOR terminó de hablarle a Job, el SEÑOR se dirigió a Elifaz de Temán: «Estoy muy enojado contigo y tus dos compañeros, porque ustedes no hablaron lo que es correcto acerca de mí, cosa que Job sí hizo. Así que ahora tomen siete toros y siete carneros, y llévenselos a mi siervo Job. Ofrézcanlos por ustedes como sacrificio que debe quemarse completamente. Mi siervo Job orará por ustedes. Yo escucharé a Job y no trataré directamente con ustedes porque no hablaron lo que es verdad acerca de mí, en cambio mi siervo Job sí lo hizo».

Entonces Elifaz de Temán, Bildad de Súah y Zofar de Namat obedecieron al SEÑOR. Y el SEÑOR respondió la oración de Job.

Dios restaura la prosperidad de Job

10 Y el SEÑOR le restauró a Job su fortuna después que él oró pidiendo por sus amigos. El SEÑOR le dio dos veces más de lo que tenía antes. 11 Entonces todos sus hermanos y hermanas, y toda la gente que lo había conocido desde antes, lo visitaron y comieron con él en su casa. Todos ellos compartieron su dolor y lo consolaron por todo el mal que el SEÑOR lo había dejado sufrir. Cada uno le llevó a Job una moneda de plata y un anillo de oro.

12 El SEÑOR bendijo la última parte de la vida de Job más que la primera. Job recibió 14 000 ovejas, 6000 camellos, 1000 yuntas de bueyes y 1000 burras. 13 También recibió siete hijos y tres hijas. 14 Job llamó a la primera hija Paloma, a la segunda Canela, y a la tercera Bonita[b]. 15 Las hijas de Job fueron las mujeres más bellas de todo el país y él le dio a cada una de ellas su parte de la herencia junto con sus hermanos.[c] 16 Job vivió ciento 40 años más, lo suficiente para ver a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos. 17 Murió muy anciano después de disfrutar una larga vida.

Hechos 16:22-40

22 La multitud se unió en contra de Pablo y Silas. Las autoridades rasgaron las ropas de Pablo y Silas y ordenaron que los azotaran con varas. 23 Después de azotarlos mucho, las autoridades los echaron a la cárcel y le dijeron al carcelero que los vigilara muy bien. 24 El carcelero, al escuchar la orden, los llevó bien adentro de la cárcel y les aseguró los pies en el cepo.

25 A la media noche, Pablo y Silas estaban orando y cantando canciones a Dios, y los otros prisioneros los escuchaban. 26 De pronto, hubo un temblor de tierra muy grande, tan fuerte que los cimientos de la cárcel temblaron con fuerza. Entonces todas las puertas de la cárcel se abrieron y las cadenas de los presos se soltaron. 27 El carcelero se despertó y vio que las puertas de la cárcel estaban abiertas. Pensó que los prisioneros se habían escapado y tomó su espada para quitarse la vida,[a] 28 pero Pablo le gritó:

—¡No te hagas daño! ¡Todos estamos aquí!

29 El carcelero le dijo a alguien que trajera luz, corrió adentro y temblando de miedo cayó delante de Pablo y Silas. 30 Entonces los llevó afuera y les dijo:

—¿Qué debo hacer para ser salvo?

31 Le respondieron:

—Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y todos los de tu casa.

32 Pablo y Silas les anunciaron el mensaje del Señor al carcelero y a todos los de su casa. 33 A esas horas de la noche, el carcelero los llevó y les lavó las heridas. Inmediatamente fueron bautizados él y todos los de su casa. 34 Después de esto, el carcelero llevó a su casa a Pablo y a Silas y les dio de comer. Él y toda su familia festejaron porque ahora creían en Dios.

35 Temprano en la mañana, las autoridades enviaron unos guardias a decirle al carcelero: «Suelta a esos hombres». 36 El carcelero le dijo a Pablo:

—Las autoridades han ordenado su libertad. Así que salgan ahora y váyanse en paz.

37 Pero Pablo les dijo a los guardias:

—Las autoridades ordenaron que nos azotaran públicamente sin haber comprobado que hayamos cometido algún delito. Aunque somos ciudadanos romanos[b], nos echaron en la cárcel y ahora quieren que nos vayamos sin decir nada. ¡Nada de eso! Que vengan ellos mismos a sacarnos.

38 Los guardias informaron a las autoridades lo que Pablo había dicho. Cuando las autoridades se enteraron de que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos, tuvieron miedo. 39 Así que fueron a hablar con Pablo y Silas, les ofrecieron disculpas, los sacaron de la cárcel y les pidieron que se fueran de la ciudad. 40 Cuando Pablo y Silas salieron de la cárcel, fueron a la casa de Lidia, donde vieron a los creyentes y les dieron mucho ánimo. Luego partieron de allí.

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