Old/New Testament
¡Ten compasión de mí!
Al director. Canción de David, cuando el profeta Natán fue a reprenderlo por haber cometido adulterio con Betsabé.
1 Ten compasión de mí, Dios mío,
conforme a tu fiel amor;
conforme a tu gran misericordia,
borra mis rebeliones.
2 Lava todas mis culpas
y límpiame de mi pecado.
3 Reconozco que he sido rebelde,
siempre tengo presente mi pecado.
4 Pequé contra ti y sólo contra ti,
delante de ti hice lo que es malo;
por eso tu sentencia es justa,
y tu juicio es irreprochable.
5 Yo nací culpable;
mi madre me concibió pecador.
6 Tú amas la verdad acerca de lo que se oculta
y quieres que yo sea sabio en lo íntimo.
7 Purifícame con hisopo de olor agradable y quedaré limpio;
lávame y quedaré más blanco que la nieve.
8 Hazme sentir felicidad y alegría;
que se alegren los huesos que has quebrantado.
9 Aparta tu vista de mis pecados
y borra toda mi maldad.
10 Dios mío, crea en mí un corazón limpio.
Una vez más quiero ser fiel en mí espíritu.
11 No me alejes de ti;
ni me quites tu santo Espíritu.
12 Hazme sentir de nuevo la alegría de tu salvación;
y que me sostenga tu Espíritu que me guía.
13 Les enseñaré a los rebeldes tus caminos,
y los pecadores se volverán a ti.
14 Dios mío, mi Dios Salvador,
merezco la muerte,
pero no me castigues,
y gritaré de alegría que eres justo.
15 Señor, abre mis labios,
y te cantaré alabanzas.
16 A ti no te complacen las ofrendas,
ni los sacrificios que deben quemarse completamente;
si así fuera, yo te los ofrecería.
17 Los sacrificios a Dios son un espíritu quebrantado;
tú no despreciarás al de corazón humilde y arrepentido.
18 Sé bueno con Sion,
reconstruye las murallas de Jerusalén.
19 Entonces aceptarás los sacrificios apropiados, las ofrendas,
y los sacrificios que deben quemarse completamente.
Entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.
Las malas lenguas
Al director. Poema de David, cuando Doeg el edomita fue a contarle a Saúl que David había ido a la casa de Ajimélec.
1 ¿Por qué te enorgulleces de lo mal que haces, tú, héroe poderoso?
El fiel amor de Dios dura todo el día.
2 Tú, lengua traicionera,
siempre estás planeando cómo destruir a alguien,
practicas la mentira como quien afila la navaja.
3 Prefieres el mal al bien,
mentir a decir la verdad. Selah
4 A ti y a tu lengua venenosa
les encanta hacerle daño a la gente.
5 Por eso Dios te destruirá para siempre;
te agarrará y te expulsará de tu vivienda;
te arrancará la vida. Selah
6 Al ver eso, los justos respetarán a Dios;
pero se burlarán de aquel, diciendo:
7 «Miren, ese es el guerrero
que no buscó la protección de Dios,
sino que confió en sus riquezas
y se afianzó en su maldad».
8 Pero yo soy como un árbol de olivo frondoso del templo de Dios.
Siempre confío y confiaré en el fiel amor de Dios.
9 Dios mío, sin cesar te daré gracias por todo lo que has hecho;
siempre proclamaré tu nombre[a] ante tu pueblo fiel porque eres bueno.
[b]
Lo que hacen los rebeldes
(Sal 14)
Al director. Según majalat[c]. Poema de David.
1 Van pensando los insensatos
sin tener presente a Dios.
Se han corrompido y cometen pecados horribles.
No hay ni uno que haga el bien.
2 Dios observó desde el cielo
a los seres humanos
para ver si había alguien que fuera sabio
y buscara seguir a Dios.
3 Pero todos se habían alejado de Dios;
todos juntos se han pervertido.
No hay nadie que haga el bien;
¡ni uno solo!
4 ¿Acaso son tan ignorantes los perversos,
esos que devoran a mi pueblo como si fuera pan?
¡Nunca buscan a Dios!
5 Pero se apoderará de ellos un gran terror
que nunca antes habían sentido.
Porque Dios dispersó los huesos de los que te tenían rodeado.
Tú los pusiste en ridículo, porque Dios los rechazó.
6 ¡Que Dios desde Sion
mande la salvación de Israel!
Cuando Dios cambie la suerte de su pueblo,
Jacob se pondrá contento e Israel se alegrará.
Dios hace bien al juzgar
2 Bueno pues, tú criticas a esa gente, pero sin razón. Cuando los condenas, te condenas a ti mismo, porque tú también haces lo que ellos hacen. 2 Tú dices: «Ya se sabe que Dios juzga a los que hacen maldades ¡y que hace bien al juzgarlos!» 3 Tú que juzgas a los que hacen esas cosas y haces lo mismo, ¿cómo crees que escaparás del juicio de Dios? 4 Tienes que entender que Dios ha sido muy paciente y bondadoso contigo, esperando que cambies. Pero tú piensas que su paciencia nunca termina y no te das cuenta de que él es bueno contigo para que cambies tu vida.
5 Pero eres terco y no quieres cambiar, así que sigues acumulando la ira de Dios. El castigo te llegará el día en que Dios muestre toda su ira. Ese mismo día, claro que Dios mostrará que juzga correctamente y con justicia. 6 (A)«Dios pagará a cada uno según lo que haya hecho».[a] 7 Hay algunos que son constantes en hacer el bien. Buscan de Dios la grandeza, el honor y una vida que no puede ser destruida. A ellos Dios les dará vida eterna. 8 Hay otros que son egoístas, se niegan a seguir la verdad y han decidido seguir la injusticia. Dios los castigará con toda su ira. 9 Castigará con grandes sufrimientos a todos y cada uno de los que hacen lo malo, tanto a los judíos como a los que no son judíos. 10 Por el contrario, a todos los que hacen el bien Dios les dará grandeza, honor y paz, sean judíos o no. 11 Dios juzga a todos por igual y sin favoritismos.
12 Los que conocen la ley y los que no saben nada de ella son iguales cuando cometen pecados. Los que no conocen la ley y cometen pecados se condenarán. De la misma manera, los que conocen la ley y cometen pecados serán juzgados por la ley. 13 Dios dará su aprobación a los que obedecen su ley, no a los que sólo la escuchan. 14 Los que no son judíos no conocen la ley, pero cuando ellos por instinto hacen lo que ordena la ley, aun sin conocerla, entonces ellos son su propia ley. 15 Demuestran que en su mente está escrito lo que está bien y lo que está mal, así como dice la ley, y su conciencia les sirve de testigo. Sus razonamientos los condenan o los defienden porque cuando hacen lo malo tienen remordimientos y cuando hacen el bien saben que hacen bien y no se sienten culpables. 16 Todo esto sucederá el día en que Dios juzgue todos los secretos de la gente conforme dice la buena noticia de salvación que les anuncio, que Dios va a juzgar a la gente por medio de Jesucristo.
Los judíos y la ley
17 ¿Pero qué pasa contigo? Dices que eres judío, que confías en la ley y te sientes orgulloso de tu Dios. 18 Sabes lo que Dios quiere que hagas y también sabes distinguir lo que es realmente importante de lo que no lo es, porque has recibido instrucción religiosa de la ley. 19 Estás convencido de que eres como el guía para un ciego, o la luz para los que están en la oscuridad. 20 Crees que eres el instructor de los ignorantes y el maestro de los principiantes. Tienes la ley y por eso piensas que tienes toda la verdad y lo sabes todo. 21 Entonces, ¿por qué en lugar de enseñar a otros no te enseñas a ti mismo? Tú le dices a la gente que robar no está bien, pero robas. 22 Dices que no se debe cometer adulterio, pero cometes ese pecado. Dices que detestas a los ídolos, pero entras a los templos a robarte esos ídolos. 23 Te sientes muy orgulloso de decir que conoces la ley de Dios, pero deshonras a Dios cuando no la cumples. 24 (B)Por eso está escrito: «Los que no son judíos insultan a Dios por culpa de ustedes».[b]
25 Si tú cumples la ley, entonces la circuncisión tiene sentido, pero si no cumples con la ley es como si no estuvieras circuncidado. 26 Los que no son judíos no están circuncidados, pero si obedecen la ley, entonces es como si estuvieran circuncidados. 27 Ustedes los judíos tienen la ley escrita y la circuncisión, pero no obedecen la ley. Así que cuando los que en el cuerpo no están circuncidados obedecen la ley, están demostrando que ustedes son culpables.
28 Uno no es judío por tener una marca exterior en el cuerpo porque la verdadera circuncisión no es la del exterior del cuerpo. 29 Uno es verdaderamente judío cuando lo es en su interior. La verdadera circuncisión está en el corazón y se hace por el Espíritu, y no por lo que está escrito. El que tiene la circuncisión de corazón, por el Espíritu recibe la aprobación de Dios y no la de los demás.
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