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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 26-28

Señor, soy inocente

Canción de David.

SEÑOR, júzgame
    y date cuenta de que he llevado una vida honesta
    y que siempre he confiado en el SEÑOR.
SEÑOR, examina mis sentimientos
    y pon a prueba mis pensamientos más profundos.
Nunca olvido el fiel amor que me tienes;
    tu fidelidad guía mis pasos.
Nunca me junto con los que buscan el mal;
    no me gusta la gente hipócrita.
Detesto y evito la compañía de los perversos;
    no me junto con delincuentes.

SEÑOR, lavo mis manos para mostrarte que soy inocente
    para poder ir a tu altar.
Alabo tu nombre
    y le cuento a la gente tus maravillas.
SEÑOR, me encanta estar en tu casa,
    en el lugar que está lleno de tu gloria.

No me castigues como a los pecadores;
    no te lleves mi vida como haces con los criminales.
10 Ellos siempre están planeando hacerles mal a otros
    y siempre engañan a los demás.
11 Pero yo llevo una vida honrada.
    Por eso te pido que tengas compasión de mí y me salves.
12 Estoy pisando tierra firme
    cuando alabo al SEÑOR en medio de toda su asamblea.

El Señor cuida de mí

Canción de David.

El SEÑOR es mi luz y mi salvación.
    ¿A quién podría yo temerle?
El SEÑOR es la fortaleza de mi vida,
    así que no le temo a nadie.
Aunque los perversos me ataquen
    y traten de destruirme,
aunque mis enemigos me ataquen,
    serán ellos los que tropiecen y caigan.
No tendré miedo aunque todo un ejército me rodee.
    Confiaré en Dios aunque me declaren la guerra.

Sólo una cosa le pido al SEÑOR;
    esto es lo que más quiero:
habitar en la casa del SEÑOR
    por el resto de mi vida.
Así podré disfrutar del placer de estar junto al SEÑOR
    y visitarlo en su templo.

Cuando esté en peligro,
    él me protegerá en su casa.
Él me esconderá bajo su techo,
    me llevará a un lugar seguro.
El SEÑOR me ayudará a derrotar
    a los enemigos que me rodean.
Así con alegría podré ofrecerle sacrificios en su templo
    y cantar en su honor.

SEÑOR, escucha mi llamado,
    ten compasión de mí y contéstame.
SEÑOR, de todo corazón quiero conversar contigo
    y aquí estoy para adorarte.
No te alejes de mí,
    no ignores a tu servidor.
    Dios mío, tú eres mi Salvador.
¡No me dejes solo,
    no me abandones!
10 Aunque mis padres me abandonen,
    el SEÑOR se encargará de mí.
11 SEÑOR, enséñame a vivir como tú quieres.
    Guíame por el camino seguro;
    ayúdame porque tengo muchos enemigos.
12 No permitas que mis enemigos me derroten,
    porque son muchos los que dicen mentiras de mí
    y tratan de hacerme daño.
13 Yo, en cambio, espero disfrutar
    de la bondad del SEÑOR mientras viva.
14 Mientras aguardan,
    confíen en el SEÑOR.
Sean fuertes y valientes,
    y esperen que el SEÑOR les ayudará.

Señor, tú eres mi roca

Canción de David.

SEÑOR, tú eres mi roca.
    A ti te pido ayuda, no te me hagas el sordo.
Es que si callas,
    yo seré como el resto de los que han muerto y han bajado al sepulcro.
Elevo mis manos hacia tu templo santo.
    Escúchame cuando te llamo,
    ten compasión de mí.
No me castigues como a pecador,
    como a quien hace maldad,
como a quien habla de paz con sus semejantes
    mientras planea hacerles mal.
A ellos dales el castigo que se merecen;
    castígalos devolviéndoles el mal que planean hacer a otros.
Hazles lo que le han hecho a otros;
    dales el castigo que se merecen.
El SEÑOR los destruirá
    y no les dará otra oportunidad
porque ellos ni siquiera tratan de entender
    todas sus obras maravillosas.

Bendito sea el SEÑOR
    porque ha respondido a mis súplicas.
El SEÑOR me da fortaleza y es mi escudo.
    Mi corazón está dichoso porque él me ayudó,
    y ahora lo alabo con mis canciones.

El SEÑOR le da fortaleza a su pueblo
    y protege a su rey elegido.
Salva a tu pueblo.
    Bendice a los tuyos,
    guíalos y cuídalos para siempre.

Hechos 22

Pablo habla al pueblo

22 «Compatriotas y respetados líderes,[a] ¡escúchenme! Voy a hablarles en mi defensa».

Cuando lo escucharon hablando en arameo, guardaron completo silencio. Pablo continuó:

«Soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero fui criado en esta ciudad. Fui estudiante de Gamaliel[b], quien me enseñó cuidadosamente acerca de la ley de nuestros antepasados. He procurado vivir sirviendo fielmente a Dios, lo mismo que todos ustedes los que están aquí. Perseguí a muerte a los que seguían el Camino[c]. Arresté a hombres y a mujeres y los metí en la cárcel. El sumo sacerdote y todo el Consejo les pueden confirmar que esto es verdad. En una ocasión, estos líderes me dieron unas cartas que estaban dirigidas a los compatriotas de la ciudad de Damasco. Iba a ir allí a arrestar a los seguidores de Jesús y a traerlos a Jerusalén para que fueran castigados.

Pablo cuenta su conversión

»Pero algo me pasó cuando iba llegando a Damasco, como al mediodía. De repente vino del cielo una luz muy brillante que me rodeó. Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?” Le respondí: “¿Quién eres, Señor?” La voz dijo: “Soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”. Los que estaban conmigo vieron la luz, pero no entendieron la voz del que me hablaba. 10 Entonces yo dije: “¿Qué debo hacer, Señor?” El Señor Jesús me respondió: “Levántate y ve a Damasco. Allí te dirán todo lo que he planeado que hagas”. 11 No podía ver por la luz tan brillante, así que mis compañeros me tomaron de la mano y me guiaron hasta Damasco.

12 »En Damasco, vino a mí un hombre llamado Ananías[d], muy religioso y obediente de la ley. Todos los judíos que vivían allí lo estimaban mucho. 13 Ananías vino y me dijo: “Hermano Saulo, ¡recobra la vista!” y de inmediato pude verlo. 14 Él me dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha elegido para que conozcas su plan, veas al Justo[e] y escuches su voz. 15 Tú serás su testigo ante toda la gente de lo que has visto y oído. 16 Ahora, no esperes más. Levántate, bautízate y lava tus pecados, diciéndole que confías en que él es tu Salvador”.

17 »Más tarde, regresé a Jerusalén. Estaba orando en el área del templo y tuve una visión. 18 Vi al Señor diciéndome: “Apúrate, sal de Jerusalén de inmediato, porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí”. 19 Yo dije: “Pero Señor, ellos saben que yo fui a las sinagogas para arrestar y azotar a los que creen en ti. 20 Y cuando mataron a Esteban, tu testigo, yo estaba presente y estuve de acuerdo con que lo mataran. Hasta cuidé las túnicas de los que lo estaban matando”. 21 Pero el Señor me dijo: “Vete ahora, te enviaré muy lejos a donde están los que no son judíos”».

Pablo bajo vigilancia

22 La gente dejó de escuchar cuando Pablo dijo estas últimas palabras. Entonces empezaron a gritar: «¡Acaben con él! ¡Un tipo de esos no debe vivir!» 23 Ellos gritaban y se quitaban sus túnicas, arrojando polvo al aire.[f] 24 Entonces el comandante del ejército les dijo a los soldados que llevaran a Pablo al cuartel. Además les ordenó que lo azotaran porque quería hacer que Pablo le dijera por qué la gente le estaba gritando de esa forma. 25 Pero cuando los soldados lo estaban atando para azotarlo, Pablo le dijo a un capitán:

—¿Tienen ustedes autoridad para azotar a un ciudadano romano[g] que no ha sido declarado culpable?

26 Cuando el capitán oyó esto, fue a ver al comandante y le dijo:

—¿Sabe usted lo que está haciendo? Este hombre es un ciudadano romano.

27 El comandante se acercó a Pablo y le preguntó:

—Dime, ¿eres ciudadano romano?

Pablo respondió:

—Sí.

28 El capitán dijo:

—A mí me costó mucho dinero obtener la ciudadanía romana.

Pero Pablo dijo:

—Yo soy ciudadano romano de nacimiento.

29 Los que se estaban preparando para interrogar a Pablo se alejaron de él de inmediato. Hasta el comandante tuvo miedo porque se dio cuenta de que Pablo era ciudadano romano y él ya lo había atado.

Pablo les habla a los líderes judíos

30 Al día siguiente, el comandante del ejército decidió averiguar con exactitud de qué acusaban los judíos a Pablo. Entonces les ordenó a los jefes de los sacerdotes y a todo el Consejo que se reunieran. El comandante lo soltó y llevó a Pablo a la reunión ante todos ellos.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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